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Agapito Fernández, con un ternero en una carretilla, junto a sus vacas en la estabulación de El Tejo (Valdáliga). Javier Rosendo

La ganadería de plata de El Tejo

Agapito Fernández, propietario de la estabulación SAT Ceceño, recibirá el viernes la Medalla del Gobierno tras el éxito europeo cosechado con su vaca Llinde Ariel Jordan

Sara Torre

Váldaliga

Sábado, 11 de marzo 2023, 07:27

Agapito Fernández aún no ha decidido en qué pared del salón va colgar el próximo viernes la Medalla de Plata con la que el Gobierno de Cantabria distinguirá a su ganadería, SATCeceño, ubicada en el barrio del mismo nombre, en El Tejo (Valdáliga). Pero ya sabe que aunque el galardón esté en su casa, muchos podrán sentirlo como propio. Así se lo han hecho entender quienes a su llegada de Cremona (Italia)con la lustrosa vaca frisona Llinde Ariel Jordan, recién nombrada campeona de Europa Supreme, se le acercaban emocionados y en lugar de felicitarle, le daban las gracias. Posiblemente porque se vieran identificados. Así lo ve él también, sin sentirse un referente «de nadie», y sí «un ganadero más, de los muchos y buenos que hay en la región, y sobre todo, en la comarca».

Con algunos de ellos, ha tenido la oportunidad de trabajar y de aprender, y por eso les dedicará la distinción.También a su mujer y a sus hijos, «siempre sumando y ayudando para que todo vaya para adelante». Pero por encima de todo, le dedicará el reconocimiento a su padre, José Ramón Fernández Berodia, con quien empezó en la estabulación y descubrió su pasión por «todo lo relacionado con las vacas». Con él empezó a ir a los concursos, que poco a poco le han hecho acumular tantos premios a nivel regional, nacional y europeo que ya ha perdido la cuenta.

Cuando era niño, su familia tenían alrededor de 30 vacas y las atendían seis personas:sus padres, sus tres hermanos y él. «Ordeñaba en una cántara de las de toda la vida y sacaba las ollas de la leche a la carretera», recuerda el ganadero. Ahora, sus animales son 170, que dan 3.400 litros al día, y de ello se encargan él y su mujer, Rosana. Se valen de sistemas de ordeño con robots, también de mejoras informáticas que se ha vinculado a la ganadería, avances tecnológicos en limpieza, alimentación...

Pero si por algo destaca especialmente su granja es por las características morfológicas de los animales y por su preparación para competir en los concursos de más alto nivel. Algo que requiere «mucha dedicación», para que luego en la competición, «lo más normal sea que no ganes».

«Las granjas de la región están al mejor nivel mundial en todos los aspectos:eficiencia, bienestar, genética...»

La mejora genética de estas vacas es constante, y se enfoca a que sean más longevas, que tengan menos enfermedades y que preñen mejor. También, que sean más eficientes: «Que te den más grasa, más proteína, más leche...».

Si bien ha habido momentos donde los márgenes con los precios de la leche han puesto a la estabulación contra las cuerdas, obligándola a «hacer álgebra» para «poder pagar y seguir funcionando», actualmente, tras comprobar que «en estos últimos meses la leche ha tenido el precio que debía tener para que las granjas sigan trabajando como cualquier empresa», la intención de Fernández es jubilarse aquí. Para poder hacerlo, en nombre del sector, pide dos cosas:«Respeto y rentabilidad».

Lo primero, considerando que trabajan con animales vivos y cumplen «todas las normas de bienestar que se exigen a nivel europeo»;producen alimentos para la población, y a la vez, mantienen «un medio rural y un medio de vida sin los cuales Cantabria no sería así». Lo segundo, porque las granjas de la región están al mejor nivel mundial en todos los aspectos –«en eficiencia, bienestar, 'cow conford', manejo y genética»–, pero tienen «de los peores precios, o incluso el peor, en cuanto al tema de la leche».

La importancia de su último éxito con el premio europeo ha dado al ganadero «una motivación extra» para seguir en el sector y con su campeona, Llinde Ariel Jordan, continúa trabajando porque tiene 11 años y «todavía está en condiciones». Aunque ahora está preñada y habrá que esperar al parto, que será en mayo. Sobre si se prevé que la cría sea un futuro portento, Fernández contesta que «la genética no son dos más dos». Ya tiene otras tres hijas, «y no son mejores que ella», pero esto no quita para que «dentro de tres o cuatro generaciones salga otra buena vaca». Aunque el ganadero no cree que tanto como la campeona...

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