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Dos hombres atracaron a mano armada en la mañana de este miércoles la sucursal bancaria de Unicaja ubicada en el barrio de Las Cuevas, en Roiz (Valdáliga), y se llevaron todo el dinero en metálico de la caja y del cajero, cuya cantidad exacta no ... ha trascendido. En la escena se vieron implicados dos trabajadores y dos clientes. La acción se desarrolló a primera hora de la mañana. Uno de los atracadores estaba disimulando en el cajero y otro esperando a que abrieran la sucursal cuando llegaron los empleados, que en un primer momento pensaron que eran clientes. «Les dimos los buenos días y cuando entramos empujaron a una compañera y le enseñaron la pistola», explica uno de los agentes financieros de la sucursal, Richard Herrero, al que le tocó entrar al banco, junto a otra empleada, para entregar el dinero que solicitaba uno de los atracadores.
El otro se quedó fuera, en la zona del cajero automático, vigilando, sin dejar abandonar el lugar a dos clientes que habían acudido hasta la sucursal: «Nos apuntó con una pistola y nos dijo que no nos podíamos mover de allí. Le dije que nos dejara salir y decía que no y que no, que no nos moviéramos y sacaba otra vez el arma. Pensé que nos mataba», cuenta a El Diario Montañés Pilar Martínez, de 75 años, una clienta habitual, que se encontró con el otro atracador al llegar al banco con la intención de sacar dinero.
Los hechos ocurrieron a las nueve de la mañana, horario de apertura de la sucursal. Ambos ladrones, que vestían de oscuro, portaban mascarillas y también gorra, abandonaron el lugar con la recaudación veinte minutos después, tras haber esperado a que se pudiera abrir la caja, que cuenta con apertura retardada. «Cuando entramos al banco nos dijo que no pulsáramos la alarma silenciosa, que estuviéramos tranquilos y que abriéramos la caja. Al poco, nos dijo también que abriéramos el cajero. Estábamos de los nervios y nos dijo que nos podíamos sentar si queríamos», explica Raquel González, la otra empleada que accedió al interior del banco. «Llevo solo un mes trabajando en banca y no puedo creer que me pase esto», comentaba.
En el atraco participaron, según los testigos, tres hombres: los dos que esperaban la apertura de la sucursal y un tercero que «probablemente estaba esperando en el coche», explica Herrero, quien describe a los atracadores como «inexpertos, muy nerviosos y aficionados». «El que estaba dentro con nosotros traía una bolsa de Carrefour, donde nos mandó meter el dinero. Cuando salió del banco, escuché al segundo atracador decirle a los clientes que esperaran 15 minutos para llamar a la Policía. Les vimos correr hacia el coche y salir pitando, por eso creemos que había alguien esperando en el vehículo», explica González. Esa última orden no la cumplieron y lo primero que hicieron fue marcar el 112.
La Guardia Civil recibió el aviso pasadas las 09.25 horas y a su llegada precintó el edificio que alberga la oficina y comenzó a investigar los hechos. Mientras, los testigos permanecieron en el exterior, como les ordenaron los agentes, a la espera de que se les tomara declaración de forma individual. En su descripción, aparte de la explicación sobre la vestimenta, expusieron que ambos hombres tenían acento extranjero, sin poder concretar exactamente de dónde ni saber si era o no impostado. Tampoco pudieron precisar si las armas que portaban los malechores eran reales o no.
Algunos clientes fueron llegando a lo largo de la mañana con la intención de realizar distintas gestiones y se encontraron con la oficina cerrada y el dispositivo en marcha. Otros se acercaron al correrse la voz de que había habido «un atraco con armas y todo».
En los minutos previos al suceso, trabajadores del Ayuntamiento, ubicado frente a la oficina en cuestión, vieron un coche ocupado cuya descripción corresponde con la que dieron los testigos del atraco sobre un vehículo con una persona que estaba esperando a las otras dos. «Pero pensábamos que era un operario municipal que tiene un coche parecido», señalan. También vieron el vehículo los encargados de montar el belén en la plaza del Ayuntamiento, que a esa hora procedían a su colocación, pero no notaron nada extraño ni se percataron del atraco.
El alcalde de Valdáliga, Lorenzo González, lamenta el «susto importante» que vivieron las víctimas del atraco y desea que «los atrapen», algo que considera «muy importante para la tranquilidad de los vecinos».
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