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Si la retirada delos cinco castaños centenarios de la plaza del Corro Campíos de Comillas fue objeto de polémica, no lo es menos ... el proceso para sustituirlos. La Asociación Naturaleza y Patrimonio presentó ayer un informe al Ayuntamiento con indicaciones sobre cómo afrontar la plantación de los cinco nuevos ejemplares que el Consistorio anunció tras efectuar la tala de los míticos árboles. El objetivo delcolectivo es «que los castaños prosperen» y corran mejor suerte que sus antecesores. Los conservacionistas consideran que el trágico final de estos árboles es fruto de la «negligencia y el abandono» del Ayuntamiento, al que acusan de no haber llevado a cabo las pertinentes labores de mantenimiento.
Cabe recordar que el equipo de gobierno (PRC-PSOE) decidió talar la totalidad de los árboles del Corro, seña de identidad de Comillas, después de que uno de los ejemplares se viniese abajo en medio de la plaza y tras varios meses de protestas vecinales, desencuentros y cambios de criterio. La retirada del arbolado se realizó en noviembre. Desde entonces, la empresa encargada de ejecutar los trabajos está llevando a cabo «la preparación del terreno», tal y como han informado desde el Ayuntamiento. «Cuando esté disponible la maquinaria, se procederá a destocar y replantar», anuncian fuentes municipales.
Esta es precisamente la parte del proceso que más preocupa a los conservacionistas. «Que los árboles se incorporen de nuevo a la plaza de un modo sano y sostenido con el fin de recuperar el valor paisajístico de la zona». Para andar sobre seguro, la asociación ha encargado la realización de un estudio y posterior informe –ahora en manos del Ayuntamiento– a un ingeniero técnico agrícola que determine los pasos a seguir. En el documento –al que ha tenido acceso este periódico–, el experto ofrece dos alternativas. La primera pasaría por emplear los mismos alcorques –excepto con el árbol ubicado junto a uno de los restaurantes del Corro–. La segunda consistiría en crear nuevos elementos. Eso sí, dispersando los árboles con respecto a su ubicación inicial. «Independientemente de la opción que se elija –dice el ingeniero– es necesario el destoconado y la eliminación de las raíces por motivos estéticos y funcionales, así como la eliminación de enfermedades fúngicas que pudieran afectar a los nuevos individuos». En este último aspecto, el ingeniero afirma que «se recomienda un tratamiento con cobre coloidal en pulverización en todo el interior del alcorque destoconado». Incide especialmente el experto en la importancia de plantar «castaños de indias puros, no variedades de cultivares existentes en los viveros, de manera que tengan la misma variedad genética que los que fueron retirados». Más pormenores: han de plantarse «ejemplares jóvenes y no muy grandes, protegidos mediante una reja circular de forja, con riego sobre todo en verano y la mínima intervención en cuanto a podas durante los primeros diez años de vida».
Los miembros de la plataforma conservacionista, que ya han puesto en conocimiento del equipo de gobierno los resultados expuestos, aseguran que se han visto impelidos a actuar tras constatar que el Ayuntamiento ha replantado magnolios en la zona donde hasta ahora había manzanos, al otro lado de la plaza. Lo ha hecho, alegan, «en el mismo lugar, con el mismo alcorque, sin vaciar ni tratar la tierra como se debería y fuera de fecha». Los conservacionistas recuerdan que «plantar magnolios en aceras urbanas está totalmente desaconsejado porque las raíces crecen en horizontal y levantan el asfalto». Dicho esto, la pelota vuelve a estar ahora en el tejado del Ayuntamiento.
Los castaños centenarios comenzaron a ser motivo de polémica en la villa cuando el Ayuntamiento comunicó su intención de deshacerse de dos de los cinco árboles que ocupaban la mítica plaza del Corro Campíos. Para hacerlo, se basaba en un informe realizado por la empresa Adra, que proponía aplicar tratamientos a los cinco ejemplares y esperar resultados o directamente retirar dos de ellos y hacer lo propio con los tres restantes. Al final uno de ellos cayó por su propio peso e inclinó la balanza.
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Ana del Castillo
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