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En agosto tuvimos quince días todo completo, como nunca. Llegamos a las mil y pico familias porque se amplió el área bastante; hemos comprado esa zona de ahí abajo y también esa, y vamos a seguir ampliando; allí caben cien familias más». El director del camping de Las Arenas, en Pechón (Val de San Vicente), Javier Díaz Ibáñez, habla con gran ilusión de su proyecto. A juzgar por su entusiasmo, nadie diría que han pasado cincuenta años desde que, junto a sus ocho hermanos y a su madre, inició esta andadura que ahora comparte con uno de sus sobrinos.
Es la historia de una familia dedicada a la ganadería que decidió cambiar su destino aprovechando el gran potencial turístico del terreno, bañado por la ría de Tina Mayor, donde estaba ubicada su estabulación, que, tras las sucesivas ampliaciones, alcanza ahora las veinte hectáreas. «Ahí era donde teníamos las vacas», señala, en un recorrido en coche por la amplia parcela, que cuenta con acceso a la playa de Las Arenas y con piscina.
El complejo se inauguró el 11 de junio de 1971, cuando, como recuerda el director, en Pechón solo había «dos bares de pueblo». Por esa época, en la que ya se empezaba a promocionar la zona «para que se conociera en Cantabria», comenzaron a llegar también turistas de distintas nacionalidades, hasta que se alcanzó un momento en el que, «como decía el empresario Gabino Puente, se notaba que abrió el camping porque los alemanes estaban en Unquera». También había numerosos holandeses y franceses y se recibía turismo nacional: «De, Valladolid, Palencia...». Muchos repetían. «Venían los padres; después vinieron los hijos; después, los nietos...».
Aunque por aquel entonces el actual alcalde de Val de San Vicente, Roberto Escobedo, no había nacido, el regidor sí se atreve a ensalzar que se trató de «una de las primeras iniciativas turísticas, en un momento en el que la gente se dedicaba sobre todo a la ganadería y al comercio en Unquera». Después, llegaron los fondos europeos, «y a través del grupo de Desarrollo Local se terminó de completar la oferta turística dentro del territorio, convirtiendo a Val de San Vicente en lo que es hoy en día con respecto al turismo».
Si bien la reciente pandemia trajo un cambio de preferencias y afectó negativamente a gran parte de la economía, en el caso del camping, los números, ahora, son favorables. Este año, no solo ha habido más usuarios que el pasado, sino también que en 2019: «Habrá aumentado un 40 por ciento». Han cambiado los hábitos y «en lugar de venir con tiendas, vienen en coches cama, con el fin de no usar tanto los baños, por seguridad». El gerente opina que eligen el camping no tanto por un tema económico, «aunque es verdad que pagan menos que en un hotel», sino sobre todo «por seguridad, por respirar aire puro».
En cuanto al número de trabajadores que da empleo la empresa, su director explica que fuera de temporada hay tres personas dedicadas al mantenimiento y, durante los meses de funcionamiento, de junio a septiembre, «hay cuatro o cinco personas en recepción y seis u ocho en mantenimiento». Aparte de las ampliaciones del terreno, los dueños se están planteando dar un giro hacia los 'bungalows', «lo que permitiría ampliar un poco la campaña».
De momento, la mayoría de los clientes vienen con caravana. Un turismo que Díaz sostiene que «debería regularse», algo que, a su juicio, es la línea que está siguiendo el Ayuntamiento de Val de San Vicente. «Habría que reglamentar zonas para caravanas; que paguen, que se queden y que cumplan las normas», dice.
Pero el camping no es el único negocio del emprendedor. Entre otros asuntos, también se dedica a la construcción y a la venta de terrenos. Y en sus planes para un futuro próximo está la puesta en marcha de un hotel de lujo en la antigua fábrica de conservas situada junto a la ría, en la carretera que da acceso al pueblo de Pechón desde Unquera. «Estamos pidiendo permisos para arreglar el muelle y para el tejado. Con Costas, con Urbanismo...», explica.
Paralelamente, los gerentes preparan una celebración para el medio siglo del camping, que no se pudo hacer en su día por la situación generada como consecuencia de la pandemia de covid. La última fiesta tuvo lugar por el 45 aniversario, cuando en el propio complejo se celebró una misa de campaña y se disfrutó de varias actuaciones musicales.
Díaz Ibáñez, en un pequeño discurso, declaraba entonces sentirse orgulloso. «Todo esto lo hemos logrado con mucho esfuerzo, mucho trabajo y mucha unión familiar, que siempre lo antepusimos a lo económico. Y así deseamos que siga siendo», indicaba. En 1996 se constituyó la sociedad Hermanos Díaz Ibáñez Balbín SL, que sigue vigente y es la propietaria del camping.
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