Investigan a un hombre de 75 años como presunto autor de un incendio por una quema en Celis

Los hechos se produjeron el día de Nochevieja, cuando componentes del Equipo Roca de la Guardia Civil que se encontraban prestando servicio en localidades de baja densidad de población observaron la presencia de humo en una zona de monte bajo de Celis, según informó la Benemérita. Los agentes acudieron de inmediato al lugar, donde sorprendieron junto al fuego a un hombre que tenía un saco con hojas de papel de periódico y una caja de cerillas, que fue identificado. Al tiempo, avisaron a los agentes del Medio Natural del Gobierno de Cantabria para la extinción de las llamas.

Las investigaciones del Servicio de Protección de la Naturaleza (Seprona) de la Guardia Civil determinaron que el hombre localizado junto al incendio estaba realizando una quema de monte bajo y maleza en un día en el que estaban prohibidas por el alto riesgo, dado el fuerte viento y las altas temperaturas.

La rápida intervención de los agentes del Medio Natural y de la Guardia Civil evitó que el fuego se propagase a una zona arbórea, que pudo haber alcanzado la vertiente sur de la Sierra del Escudo. Finalmente, el pasado 20 de enero se instruyeron diligencias contra el implicado, en calidad de investigado, como presunto autor de un delito de incendio forestal.

El de Celis no fue el único incendio desatado en esos días. Hasta tal punto que, en las primeras horas de 2023, Cantabria registró una decena de fuegos provocados, aprovechando el fuerte viento que soplaba en aquellos momentos: se produjeron en Carmona-las Riegas (Cabuérniga), Vejorís (Santiurde de Toranzo), Los Llares (Arenas de Iguña), Boo (Piélagos), La Sota-Arroyo-Jaral (San Pedro del Romeral), la Estranguada (Saro), Sopeña-Monte de la Cruz (Cabuérniga) y Aldano (San Pedro del Romeral).

Nueve mil incendios forestales, 260.000 hectáreas quemadas, tres muertos, casi 30.000 evacuados por las llamas y solo 21 incendiarios en la cárcel. Es el balance que dejó el año 2021, ejercicio en el que los jueces impusieron un centenar de condenas, pero muy pocas comportaron el ingreso en la cárcel de los pirómanos. Y es que el Código Penal establece penas de hasta veinte años de prisión si hay peligro para la vida de las personas.

Por ejemplo, en Cantabria, el 15 de abril de 2021 la Audiencia Provincial condenó a tres años y medio de cárcel al exjefe de la agrupación de voluntarios de Protección Civil de Ramales de la Victoria por el fuego que en febrero de 2019 arrasó la Sierra de la Alcomba. En concreto, prendió de forma «directa, voluntaria e intencionada» siete focos que calcinaron 144 hectáreas de arbolado y matorral.

El pasado 2 de marzo, la Guardia Civil detuvo a un hombre de 29 años y vecino de Arenas de Iguña como presunto autor de los delitos de incendio forestal y atentado contra agente de la autoridad. Los hechos ocurrieron cerca de las dos de la tarde del 28 de febrero, día en el que las condiciones climatológicas eran propicias para la propagación de incendios, cuando el detenido se acercó a un monte de utilidad pública en la localidad de Pedredo, en Arenas de Iguña, con la clara intención de prenderlo fuego. Sin embargo, en ese preciso momento, cuando estaba a punto de aplicar la llama, un agente del Seprona, que se encontraba dentro de un operativo de prevención de incendios forestales tras haber detectado pequeños incendios en la zona días atrás, llamó la atención al hombre.

Sorprendido, el incendiario, para intentar zafarse del guardia civil, primero arremetió contra él y después se subió al vehículo y, con el fin de huir, estuvo a punto de atropellar al agente, que intentó darle el alto en la pista forestal. El varón presuntamente produjo otros cuatro focos de fuego en puntos con vegetación de monte bajo que no llegaron a propagarse.