Los lácteos de la región se exhiben en Ruiloba

Que la leche no proviene de los tetrabriks del supermercado y que el hombre todavía es capaz de ganar a la máquina. Fueron las dos 'lecciones' que aprendieron ayer los asistentes a la cuarta edición de la Feria de la Leche que se celebró en el barrio de Trasierra (Ruiloba), para reivindicar la importancia del sector primario e informar sobre los procesos de trabajo. El campurriano José María Serna, récord Guinness en ordeño, volvió a hacer historia al vencer con sus manos a una máquina y obtener 27 litros de leche. Más allá del duelo, la jornada transcurrió entre vacas, quesos, puestos con una gran variedad de productos y música regional. Todo de nuevo aderezado con un calor inusual para esta época del año, que sin embargo benefició a los productores cántabros de queso, quienes vendieron más manjares de los que dieron a probar bajo una carpa que resultó más incómoda que necesaria.

Eran las doce y empezaba a llegar la gente. El presidente del Gobierno de Cantabria, Miguel Ángel Revilla, se dejaba fotografiar ordeñando una vaca. Los niños no sabían a dónde mirar entre tanto animal a su disposición. En un pequeño espacio, cinco terneros veían pasar la mañana. Al lado pastaban tres vacas altas y lustrosas, completamente ajenas a la expectación que estaban causando. «El objetivo de esta feria es mostrarle a la gente cómo funcionan las ganaderías y las granjas, sectores sobre los que hay una gran desinformación», explicaba Ivón Entrecanales, de la Ganadería Cudaña, una de las organizadoras del evento junto al Ayuntamiento de Ruiloba, la Consejería de Desarrollo Rural y la Oficina de Calidad Alimentaria de Cantabria (Odeca). Ivón habla en términos de lucha sobre la situación que viven los ganaderos. «Mantenemos una batalla con los animalistas y por eso hemos organizado este acto lúdico e informativo». Y la batalla ayer iba un poco de récords, porque los de Cudaña se propusieron hacer el queso más grande de España, con un metro de diámetro, 300 litros de leche y un peso previsto de 75 kilos.

¿La encargada? Teresa Marín, que no paraba de colar el queso y echarlo en un recipiente gigante. «Es la primera vez que hago esto y me ha pillado totalmente de sorpresa, llevo tres noches sin dormir». Tres noches tratando de averiguar «la forma de lograr que el queso fresco, que es muy blandito, no se abra cuando quite el molde y se desintegre». Al final se le ocurrió poner unos trapos en la base. La proeza ha requerido 300 litros de leche y muchas horas de preocupación.

Al ver las dimensiones del queso, un niño le preguntaba a su madre «¿y qué van a hacer con tanto queso?». Mientras Teresa trabajaba, Ivón daba instrucciones a los pequeños que se subían al escenario sobre cómo ordeñar a una vaca. «Cerrar, apretar, cerrar, apretar...». Y de coprotagonistas, los quesos. El de Tresviso, que es como tener los Picos de Europa en la boca. Los de la quesería 7 Villas, que parecían polvorones de ocho centímetros de diámetro. O los de la Sobanuca, elaborados por Gabriel Gantera y su mujer en Villacarriedo.

Un festival de lácteos del que disfrutaron cientos de personas, como Eduardo Sarabia y Daniel Llano. El primero de Hoznayo. «Pon que es un pueblo para vivir», decía el hombre, que pensaba que en vez de este tributo al queso lo que se hacía ayer por la mañana en Ruiloba era una feria de ganado. «Así que me traje la vara», apuntaba. Eso y las ganas de hablar. «Me parece muy bien que los niños vengan a aprender, pero ya te digo yo que ser ganadero es distinto, y muy duro, sobre todo con estos precios». «Si estos animales valen menos ahora que hace 25 años», le daba la razón Daniel, de Comillas.

Por eso es importante «ponernos en valor», decía el récord Guinness. «Los que nos critican no tienen ni idea; el más interesado en el confort de mis vacas soy yo. Estamos todo el día intentando mejorar la comodidad de los animales». Sin embargo, el futuro no es optimista para Serna. «En el año 2000, había 40.000 ganaderos en España y ahora somos 12.700. Estamos perdiendo la batalla», concluye.

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