Los ladrones no respetan ni los puentes
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El puente Meca, en la localidad de Ucieda (Ruente), aparece sin parte de unos de sus pretiles, del que se han llevado una docena de piedras de silleríaEl puente Meca de Ucieda, en el municipio de Ruente, amaneció hace unos días con una docena de piedras menos en uno de sus pretiles (balaustradas). Se trata de la segunda vez que los amigos de lo ajeno expolian la sillería de esta infraestructura, pues hace ya unos quince años ya se llevaron varias piedras de la parte de arriba del puente, el único que permaneció en pie en el municipio tras la Guerra Civil española. El alcalde, Jaime Díaz, expresó este lunes su repulsa por este acto vandálico, «porque es patrimonio de todos los vecinos» y anunció que «hemos informado a la Dirección General de Obras Públicas del Gobierno de Cantabria», propietaria de la estructura.
En total, entre el saqueo que se produjo hace quince años en la 'tapa' de la infraestructura y el de la pasada semana, el regidor calcula que se han sustraído unas treinta piedras, «el 10% del puente», que está situado a la entrada del valle de Cabuérniga, frente a la potabilizadora.
«Se trata de sillería muy buena, labrada, que tiene un valor y resulta muy triste que los bandidos se dediquen a robarla», insistió el alcalde, quien también le comunicó lo sucedido a la Guardia Civil «para que aumente la vigilancia en esa zona por las noches».
Además, añadió el regidor, «hemos solicitado a Carreteras que restaure la infraestructura», sobre la que de momento no se ha actuado ni en esta ocasión ni cuando tuvo lugar el primer robo. Sin embargo, desde la Dirección General de Carreteras comunicaron este lunes que «se va a proceder a efectuar la correspondiente denuncia de forma inmediata, tras lo cual se valorará ejecutar la restauración del puente».
A pesar de que no está especialmente protegido, ya que no es bien de interés cultural ni está catalogado, el puente sí tiene cierto valor para los vecinos de la zona, que observan cómo se roba su patrimonio impotentes e indignados. Así se manifestó este lunes Cristina Martínez, que posee una casa situada al lado del puente y conoce bien su historia. «Cuando era pequeña, una vecina muy mayor me contaba que fue el único puente del pueblo que se salvó de los bombardeos de la Guerra Civil».
De hecho, relata, «ya había sido minado por los republicanos para derruirlo, justo cuando apareció la aviación nacional y las tropas tuvieron que salir corriendo». Así se salvó de la muerte el puente Meca, «a diferencia de otros, como el de Santa Lucía o el de Sopeña». Una pasarela, dice Cristina,«preciosa y con piedras talladas», una de las cuales ella conserva.
«Cuando robaron las primeras piedras hace quince años, nos encontramos una al lado de casa que se les debió de caer a los vándalos y que continúa a nuestro recaudo hasta que restauren el puente». Es lo primero que esta vecina le comunica «a cada alcalde que llega nuevo al Ayuntamiento». «Que yo tengo la piedra y que yo la devolveré cuando lo arreglen, porque lo que no se llevó la Guerra Civil se lo está llevando algún sinvergüenza», se queja.
Esta vez, en vez de la parte de arriba, los vándalos se llevaron las piedras de los pretiles, «de gran tamaño, que yo creo serán fáciles de distinguir». Tanto esta vecina como el regidor están prácticamente convencidos de que los que roban la piedra la utilizan para construir. «Seguro que es gente que está haciendo una obra y necesita piedras de sillería», supone Cristina, que ya no reside en la casa que posee junto al puente.
Se trata de una zona poco frecuentada por las noches, ya que los únicos que atraviesan la plataforma son los propietarios de las fincas a las que da acceso. «Antes pasaban coches, pero desde que se construyó otro puente alternativo, los vehículos ya no atraviesan el de Meca, por lo que a cierta hora esa zona se queda un poco desangelada». Por ese motivo, solicita «que se mantenga algún tipo de vigilancia en el barrio como medida disuasoria». Además, dice,«deberían sacarle fotografías a las piedras y catalogarlas, para luego poder identificarlas fácilmente».
Sobre la historia de la infraestructura, «no se trata de uno de los puentes antiguos del Camino Real, sino que se ha construido hace relativamente poco», asegura Lino Mantecón, arqueólogo de Cabezón de la Sal. Lino cree que el puente pertenece al siglo XIX, cuando se hizo la nueva política de caminos y asegura que no tiene ninguna «denominación especial».
A pesar de todo, es algo que «nos pertenece a todos», dice Cristina. «Si se trata de una iglesia se le da mayor importancia y en seguida se hace algo al respecto, pero como es un puente...», insiste. «Los vecinos tenemos derecho a disfrutarlo, porque forma parte de nuestra historia y del pueblo y no hay derecho a que un ladrón lo robe», termina visiblemente enfadada.
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Mikel Labastida y Leticia Aróstegui (diseño)
Óscar Beltrán de Otálora y Gonzalo de las Heras
José A. González y Álex Sánchez
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