Los lobos se ceban con los potros de un ganadero del valle de Cabuérniga

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Laura Fonquernie

Además de la pérdida económica, lo que más preocupa a Herrero es reconocer que ni él ni los vecinos se sorprenden cuando aparece un animal muerto porque ya son «muchos» los ataques registrados. «A otro también le mataron ovejas y así todos los días», apunta. Un problema que, lejos de desaparecer, parece haberse acentuado. «Llevamos dos o tres años en los que es imposible», admite. Imposible trabajar y cuidar de la veintena de yeguas y del medio centenar de vacas con las que cuenta el ganadero. Los animales se mueven libremente por la finca que da al monte, a donde también suben. Yen esas idas y venidas es cuando corren riesgo de no volver.

Así que dan ganas de rendirse y dejar el sector: «Yo puedo dedicarme a otra cosa», explica. Y cada día se lo plantea con más firmeza. Si la situación no cambia, sobre la mesa ya está la idea de «quitar los animales o venderlos». Actualmente los costes de mantener a los ejemplares no dejan de subir y luego la inversión termina en saco roto porque los lobos matan a los potros: «Son muchos gastos y así los beneficios se van», reconoce el ganadero. Una situación que cada día resulta menos sostenible.

Los ataques de lobos son un quebradero de cabeza para los ganaderos desde hace tiempo. Y las historias se repiten en diferentes municipios de Cantabria. En septiembre del año pasado este animal dejó una oveja muerta y once más heridas en el Turujal, junto al barrio de La Tejera de Cabezón de la Sal. Así lo denunció entonces su propietario, el ganadero local Miguel Izaguirre. Según el recuento que hizo aquel día, sumaban ya 53 los animales que, en un espacio de «dos años y medio», se ha llevado por delante este depredador.

El anterior ataque que habían sufrido sus cabezas de ganado se produjo en el mes de mayo, cuando resultaron muertas 17 ovejas. Eso también en Cabezón, pero «en Treceño, en abril, me mató cuatro; tres en el momento, y una herida, que tuvimos que retirar», relató. Coincide así con la valoración que hacen otros profesionales sobre el aumento de estos ataques en los últimos años. Y los datos les dan la razón porque el lobo es el animal que obliga al Gobierno de Cantabria a gestionar más expedientes por daños. En concreto, desde 2019 se han procesado hasta 5.215 por daño al ganado. Y de ese total, 4.580 han tenido como protagonista al lobo, 517 al buitre y 118 al oso, según las cifras aportadas ayer por el consejero de Ganadería, Guillermo Blanco.