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Como una pesadilla recurrente, los ataques de lobos al ganado se repiten cada vez con mayor frecuencia en el pueblo de Roiz, en Valdáliga. Si la semana pasada una vecina del barrio La Vega explicaba que una manada de lobos había matado a seis de sus ovejas ... , este jueves Jesús, vecino de Torrelavega y propietario de varias fincas en el barrio valdáligo de Movellán, lamentaba la muerte de cinco de sus ovejas también a causa de los lobos. Otras tres quedaron malheridas y hubo que sacrificarlas. Se trata, asegura este ganadero, del tercer episodio de este tipo que sufre desde hace un año. «Tenía más de veinte ovejas y ahora me quedan tres y un cordero». A Jesús las cuentas le salen a perder y no es el único en la zona. Los propietarios de este pueblo aseguran que los lobos «merodean cada vez más cerca de las casas».
El terreno de Jesús está «a cincuenta metros» de la vivienda de su madre. Fue ella quien en la mañana del jueves le avisó de que había «una cantidad tremenda de buitres en la finca». Era una mala señal. El panorama que se encontró (cinco ovejas muertas y tres en muy mal estado) ya le resultaba familiar, «porque en mayo del año pasado me mataron seis y el Día de la Montaña (segundo domingo de agosto) otras cinco». Entonces llamó a los agentes del Medio Natural, igual que ayer, y le confirmaron que se trataba de ataques de lobos. Sin embargo de momento le ha sido denegada compensación económica alguna. «Las dos primeras veces rechazaron la solicitud porque entendían que no podía tratarse de lobos, que no bajaban a las fincas del pueblo», relata. Pero sí bajan, y cada vez transcurren menos días entre estas incursiones.
Este ganadero considera que el comportamiento de los lobos «es muy raro últimamente, porque antes no bajaban de las zonas altas del Escudo y ahora se les nota como perdidos». Recuerda que el año pasado algunos vecinos les llegaron a ver «en pleno día por las calles del pueblo», aunque el resto de afectados preguntados al respecto no ha confirmado tal extremo. «Lo que está claro es que no es normal que actúen como lo hacen».
Jesús cría ovejas para que mantengan limpias las fincas y calcula las pérdidas económicas en más de mil euros. Ahora, dice, «tendré que comprar más ovejas para que el año que viene o dentro de unos meses me vuelva a pasar lo mismo». «No sé cuál es la solución, pero habrá que buscar una porque esto cada vez preocupa más a los vecinos que sufrimos los ataques», asegura.
El problema enfrenta a los ganaderos con los colectivos ecologistas, que abogan por la conservación y protección del lobo. Las partes implicadas han tratado de acercar posturas en varias ocasiones, pero hasta ahora no se ha logrado llegar a ningún consenso. Todos tendrán que volver a intentarlo de nuevo.
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