La magia del arpa en la visita turística

Pero sin lugar a duda la visita obligada con la que todo el que llega a la villa barquereña debe de iniciar el recorrido es la de su conjunto histórico, una pequeña ruta que discurrirá por la vieja ciudadela, la que en la Edad Media fue uno de los enclaves con más actividad de la región.

La primera parada llevará a los visitantes hasta el Castillo del Rey, una de las mejores muestras que se pueden contemplar en Cantabria de la arquitectura defensiva, enclavado sobre un inexpugnable peñasco que al margen de su contenido museístico y expositivo ofrece unas espectaculares panorámicas desde su atalaya.

En el ascenso a lo alto de la villa se cruzarán algunas de las puertas de la antigua muralla con la que se protegía la parte más noble de la villa para llegar al renacentista Palacio de los Corro y la antigua Torre del Preboste, para continuar ante los restos del antiguo hospital de la Concepción que recuerda el importante enclave que desde tiempos remotos fue San Vicente en la ruta del norte del Camino a Santiago y como punto de inicio del Camino Lebaniego, gracias a la gran infraestructura que tenía para acoger a los peregrinos y facilitar su trayecto.

Todo ello se encuentra antes de llegar a la principal joya de San Vicente de la Barquera, la monumental Iglesia de Santa María de los Ángeles, que tras la sobriedad de su altas paredes de piedra de sillería, esconde en los amplios y elevados espacios interiores, enmarcados en airosos arcos, esbeltos pilares y crucerías extraordinarias, tesoros en algunas de las capillas que la rodean como la escultura funeraria del Inquisidor Antonio del Corro, sus coloridos retablos o su suelo funerario.

Pero cuando ya uno considera que el recorrido ha finalizado, todavía San Vicente le sorprenderá con unos de esos lugares mágicos y con un encanto especial. Rodeando el templo, en la parte posterior y atravesando el último tramo de la muralla por la conocida como Puerta de Asturias o de los Peregrinos se llega al mirador de los Picos de Europa desde el que se puede disfrutar de una de las mejores vistas de dos de los mas importantes espacios protegidos con los que cuenta la región, el Parque Natural de Oyambre y el Parque Nacional de Picos de Europa.

En primer término, la siempre cambiante ría y marisma de Pombo con el fondo de la imponente mole de Picos de Europa y con el inconfundible Picu Uriellu en el centro.

Pero posiblemente la mayor sorpresa que se llevan muchos de los que realizan ese recorrido es escuchar, a medida que se van acercando al mirador, los fascinantes y dulces sonidos del arpa que acaricia una joven que ante la mirada de los más pequeños aparece como una princesa mágica, porque el entorno, su presencia y sus melodías hace vivir momentos realmente mágicos, en el que parece no existir otro sonido que el consigue esta joven, Annie Chabers, con el que logra cautivar a todos, grandes y pequeños.

Es habitual encontrar a Annie con su arpa en este rincón con el que también recorre otros punto de Santillana o Comillas, pero su preferido es este mirador. «Es un lugar especial por su belleza y porque aquí la gente se sienta alrededor del muro realmente a escuchar y siento como que estoy dando un concierto, en otros lugares hay muchos ruidos, al contrario que aquí que invita a la tranquilidad», señala.

Sus melodías preferidas son las adaptaciones que ella misma hace para el arpa del gran Ennio Morricone.