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Es una investigadora, por defecto y por afecto, de la historia de Comillas y de la vida del marqués. La primera es en sí misma un personaje de su primer libro y una amante insoslayable en la vida de Virginia.
-En su libro plantea ... una historia misteriosa en torno al ángel guardián del cementerio de Comillas. ¿Por qué decide centrarse en este monumento?
-Porque me parece soberbio y de una belleza increíble. Josep Llimona me apasiona y dentro del arte, la escultura es lo que mas me interesa. Siempre me han llamado la atención los ángeles y este es especial por su fuerza y el paisaje donde está ubicado, con el mar al fondo. Es etéreo y valiente, y protege el alma de los que están en el cementerio. Desde el principio tuve claro que el ángel tendría un papel importante en la novela.
-¿Tiene alguna vinculación con Comillas?
-No, visité la villa un día por casualidad hace diez años y fui descubriendo sus edificios poco a poco. Sufrí una especie de síndrome de Stendhal al no ser capaz de asumir tanta belleza junta. Cuando visité el Palacio de Sobrellano descubrí al marqués Antonio López, y me pareció un muchacho humilde, huérfano de padre, que lograr hacer esa inmensa fortuna y que siente un gran amor por su tierra, a la que engrandeció trayendo a todos esos artistas. Cuanto más investigaba sobre él más me apasionaba y en esa primera visita a Sobrellano vi uno de los tres cuadros que hay de la familia. Ahí me di cuenta de que quería contar una historia sobre Comillas y el marqués.
-¿Quién es Antonio López y López realmente?
-Es una persona trabajadora y luchadora. A veces lo asimilo a Miguel Ángel Revilla, porque tienen ese carácter montañés, recio, pero con un corazón muy grande, que aman su tierra por encima de todo. El marqués, que vive en una época dura, decide viajar y emprender. Trabaja y lucha por lo que quiere. Es cierto que logra un matrimonio ventajoso que propicia que tenga éxito e inicie su carrera empresarial, pero tenía olfalto para los negocios. Luego tuv0 suerte, regresó a España y se estableció en Barcelona. Esa es la imagen que llega a Cataluña, donde resultó imprescindible, aunque ahora moleste.
-¿Molesta en Cataluña el Marqués?
-Yo estaba terminando la novela cuando intentaban quitar la estatua del Marqués de Comillas. Tanto la alcaldesa de Comillas, Teresa Noceda, como Miguel Ángel Revilla solicitaron al Ayuntamiento de Barcelona que se lo pensase. Es posible que traficara con el transporte de esclavos, pero hay que verlo desde la perspectiva de mediados del siglo XIX, no desde la actualidad. Entonces era algo aceptado en la sociedad española, aunque no fuese legal. No vamos a perdonarlo, pero ahora también nos parece horroroso que un médico fume en el hospital y sin embargo se hacía. Por eso sin ser lo mismo y tratándose en este caso de algo reprochable, debemos comprender la mentalidad de aquella época.
-¿Se le juzga desde un punto de vista equivocado?
-No hay ni un solo documento que demuestre que traficó con esclavos. Tan sólo existe un panfleto que publicó su cuñado una vez el Marqués había muerto, al que por cierto no tenía simpatía. Hay otros empresarios catalanes a los que se sigue admirando, que tienen calles y estatuas con su nombre y que no molestan, aunque hayan podido hacer lo mismo. Por eso creo que el gran pecado de Antonio López fue no haber nacido en Cataluña, donde dejó un patrimonio importante. Además, era monárquico, algo imperdonable teniendo en cuenta lo que está sucediendo en Cataluña.
-¿Contrasta con la visión que se tiene de él en Comillas?
-No estoy segura. Cada vez que visito el Palacio de Sobrellano coincido con guías diferentes que cuentan la historia del Marqués de forma distinta. La primera que me tocó me hizo enamorarme de Antonio López y de su familia, porque hablaba con cariño. Sin embargo, en la siguiente visita había otra guía que aludía más a su pasado esclavista. Me dolió como si alguien hablara mal de mi propia familia.
-¿Los personajes toman conciencia y eligen su propio devenir?
-En ocasiones escribo algunos capítulos y dejo la historia descansar, cuando vuelvo a ella pienso «¿esto lo he escrito yo?» y me da la sensación de que se ha escrito sola. Isabel Allende dijo en una entrevista que 'La Casa de los espíritus' había sido un regalo del cielo, como si no lo hubiera escrito ella. Todos los personajes tienen algo de mí porque los he creado yo y para escribir tiramos mucho de nuestra vida.
-Habla de escribir como algo fluido, liviano e incluso feliz.
-Empecé investigando sin pensar en la novela, como me sucede con otras cosas, pero de repente me apeteció contar una historia y mi visión de Comillas, y creo que lo he logrado. Hay personas que han venido a Comillas porque tras leer el libro han sentido la necesidad de conocerlo. También gente que ya había venido pero que ha redescubierto la villa a través del libro. Ese es el mayor piropo que me pueden echar.
-¿Cómo se crea el suspense en una novela de misterio?
-He intentado dosificar la información y despistar al lector, aunque luego cada uno lo descubra antes o después, pero mi intención era mantener el misterio de lo que se esconde en el cementerio y de lo que sucedió aquel año de 1876. Espero haberlo logrado.
-¿Le ha resultado complicado escribir sobre tres épocas distintas?
-La estructura estaba muy clara en mi cabeza. Fue escrita tal cual se lee en el libro, porque sabía lo que quería contar en cada momento y no me resultó nada complicado.
-Sí le costó en cambio encontrar una editorial.
-Así es. Era novel y no tenía ni idea de cómo funcionaba este mundillo. Me di cuenta de que contar con un agente es importante y de que primero tienes que enviar una carta de presentación explicando de qué va tu libro en vez del manuscrito completo. Estuve dos años enviando cartas. Son tiempos muy largos y hay que tener paciencia y esperar a que te contesten, si lo hacen. Finalmente apostó por mi la editorial cántabra Fanes y ahora estoy muy contenta porque se está vendiendo muy bien.
-¿Siempre ha expresado sus emociones a través de la literatura?
-Sí, desde pequeña. Mi abuelo lo hacía también y mi padre escribe poesía. Siempre me dedicaba un poema por mi cumpleaños. Además, mi madre ha sido una persona muy lectora y en mi casa había una gran biblioteca llena de libros. Digamos que lo he mamado. Mis hermanos también son artistas.
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