«La mar me ha hecho mejor persona»
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Considera imprescindible reformular nuestra relación con el mar y redescubrir su valor e importancia para nuestra existenciaVicente Cortabitarte
Domingo, 22 de agosto 2021, 15:18
Profesor del Departamento de Geografía, Urbanismo y Ordenación del Territorio de la Universidad de Cantabria, asesor y consultor científico, viajero, divulgador, surfer y sobre todo un hombre apasionado de la mar, un espacio con el que el torrelaveguense Juanjo González Trueba ha estado estrechamente vinculado ... desde niño, del que disfruta, al que estudia, protege y al que dedica gran parte de su vida con la esperanza de que la humanidad en general, y Cantabria muy especialmente, reformule su relación actual con la mar.
–¿Cómo surgió su pasión por la mar?
–Es una cultura azul adquirida por un vínculo familiar de niño, pero la pasión o el compromiso con la mar realmente está en el interior de cada uno, en mi caso a través de los 30 años que llevo metiéndome casi a diario en el mar a practicar el surf. Esos ratos me han llevado a escucharla, a aprender, a entenderla a interiorizarla. He llegado a la conclusión de la que la mar me ha hecho mejor persona.
–¿Qué representa para usted?
–Para mí está a caballo entre la ciencia y la cultura, entre lo objetivo y los subjetivo, entre el Juanjo profesor e investigador y el Juanjo amante del mar, es el origen de la vida y es el gran almacén esencial para el ciclo hidrológico, regulador del clima, el gran recurso energético, es espacio de salud, de transporte, de fuerza y dominación para las potencias, pero por otro lado también es metáfora de libertad, belleza, un buen ejemplo de la singularidad de este planeta y de la vida de la que formamos parte.
–¿Claramente no valoramos la importancia que tiene para nuestras vidas?
–Así es, a pesar de todo lo que representa y condiciona la mar se nos olvida que es nuestra casa, pero no la cuidamos como tal, se nos olvida que, aunque el océano es inmenso, es finito, no puede ser un vertedero; la sociedad occidental ha vivido de espaldas al mar, ha vivido de la mar no con la mar cuando su salud es nuestra salud.
–En sus charlas nos recuerda que «sin azul no hay verde».
–Es una frase expresiva que trata de reflejar la gran importancia de los océanos. Sin un océano sano, no tendremos un planeta sano, además tenemos que ser consciente de que el océano es un gran patrimonio, un recurso con un alto valor natural y cultural.
–También señala la necesidad de reformular nuestra relación con el mar.
–Una civilización que no valora la mar, que no actúa tratando de conservarla, de preservarla, respetarla, regenerarla, es una sociedad abocada al colapso, a la enfermedad.
–¿Qué significa el concepto 'Villas azules'?
–Como profesor, una de mis líneas de trabajo, el concepto de villas azules hace referencia a un nuevo modelo de desarrollo para los núcleos costeros, un modelo que reformule la manera de relacionarse, usar, entender la mar, que enlaza con los conceptos de sostenibilidad, economía, crecimiento azul, incluso con las ciencias y humanidades azules. Desearía que Cantabria, que ha tenido históricos vínculos con la mar, se convierta en una región azul que sus pueblos abracen ese nuevo concepto de sostenibilidad, que entiendan la mar como un recurso y patrimonio.
–¿Qué planteamientos concretos se han hecho desde la Universidad de Cantabria para aprovechar los fondos europeos para lo que denomina 'economía azul'?
–Se ha propuesto un gran proyecto de notable calado, crear un polo de competitividad en economía azul, fomentado el desarrollo de temáticas como las renovables marinas, la acuicultura, el hidrógeno, actuaciones frente al cambio climático. Yo en concreto participo en la propuesta de un nuevo modelo de turismo azul.
–Para un viajero como usted, ¿cual es el paisaje marino que más le ha impresionado?
–Francisco Giner de los Ríos dijo que «los paisajes me han dado la parte más bonita de mi alma». Paisajes del alma para mí son el San Vicente de la Barquera ente el mar y la montaña, la playa de Merón con los Picos de Europa. Yo, que suelo pintar, es el paisaje que más he repetido en mis cuadros, el que tengo más arraigado en el corazón. También me vienen a la memoria Nueva Zelanda, Indonesia, Hawái, el Ártico, la Polinesia y un lugar que me dejó una onda impresión ha sido la Isla de Pascua.
–¿Y ese espacio que menciona, la costa de San Vicente y de Oyambre, lo estamos cuidando como se merece?
–Como dije, es uno de mis paisajes del alma por eso me es especialmente sensible en lo personal lo que está sucediendo en los últimos años. En lo académico y profesional lo pongo como ejemplo por la necesidad de reformular el modelo de desarrollo que se está dando en ese espacio protegido. Se debe buscar una fórmula que prime más la calidad que la cantidad, se está dando un problema de masificación que le puede llevar a pasar de ser un lugar estandarte de la Cantabria Infinita a convertirse en un icono de la degradación y masificación, por eso hay que buscar la fórmula para adaptar su uso y aprovechamiento a la capacidad de acogida para que no altere sus valores.
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