Mejorar la seguridad del puerto de San Vicente implica la ejecución de un ambicioso dragado

En dicho estudio se refleja que en la actualidad el 30% del tiempo los barcos no pueden acceder al puerto barquereño en condiciones de seguridad debido a las adversas condiciones de clima y, sobre todo, a los fenómenos de rotura del oleaje que se producen en el entorno del conocido como Bajo de la Plancha, situado en la zona exterior del espigón, muy lejos de las condiciones ideales para un puerto como el de San Vicente, que es el más importante y el de mayor actividad en la amplia franja de costa que va de Santander a Gijón.

La primera de las alternativas planteadas es similar a la que ha venido demandando la Cofradía de Pescadores, en concreto recrecer el rompeolas en 225 metros hacia el norte. Pero esta actuación tendría consecuencias sobre la playa de Merón, que avanzaría unos 100 metros en uno de los extremos con el consiguiente retroceso en el otro extremo, lo que obligaría a una actuación complementaria de regeneración y también recrecer el espigón este para frenar la entrada de arena en la bocana, por lo que podría tener problemas para superar la necesaria evaluación de impacto ambiental.

La segunda de las alternativas en las que se ha trabajado es la de mejora de los calados, ya que este factor influye también de manera importante en la rotura del oleaje. El estudio considera que dragando unos 30.000 metros cúbicos de roca, hasta alcanzar la cota -5,0 metros en la zona conocida como el Bajo de Andresín se lograría mejorar la seguridad de la navegación en torno a un 10%, que unido a un mayor dragado en el interior de la bocana para mantener la cota de -3,5 metros, lo que obligaría a pasar de los 20.000 metros cúbicos de dragado actual a unos 40.000, se podría incrementar esa seguridad en otro 15%, con lo que se lograría también ese deseado 95% de tiempo de navegación segura.

Valoradas ambas alternativas la conclusión preliminar que ofrece este estudio es que la solución más viable es la segunda alternativa, que podría ejecutarse en dos fases: La del dragado exterior, cuyo coste estimado es de 2 millones de euros y que por su ublicación está fuera de la zona protegida, y la del dragado de la bocana y del interior del puerto, que requerirá informe de impacto ambiental y cuyo coste rondaría los 500.000 euros.

Tras la reunión, Gochicoa adelantó que con el apoyo unánime que ha recibido esta propuesta, de manera inmediata se comenzará a trabajar para hacerla realidad con el objetivo de que el puerto de San Vicente reúna las condiciones de seguridad acorde con su importancia, reduciendo con esta actuación las horas de no estar operativo por seguridad de las 2.400 horas actuales al año a tan solo unas 400.

Por su parte el presidente de la Cofradía Barquereña, Emilio Bustamante, mostró su total satisfacción, destacando la importancia que tendrá para el futuro del puerto esta iniciativa.