La meticulosa restauración de Sobrellano

El Ejecutivo, que colocó los andamios frente al monumento en septiembre y tiene previsto finalizar las obras antes del verano, ha adelantado además que el Ministerio de Transportes, Movilidad y Agenda Urbana (Mitma) financiará el 50% del proyecto a través del programa del 1,5% Cultural, que asciende a 199.916 euros. La inversión se corresponde con la magnitud de los trabajos que serán los primeros que se acometen tras diez años sin 'tocar' ni una piedra del emblemático palacio, cuyos motivos escultóricos han ido envejeciendo con el paso del tiempo y la falta de actuaciones de mantenimiento. También por los problemas derivados de las sales, dada la proximidad del mar, lo que ha provocado la aparición de líquenes (hongos) y otros desperfectos.

Para revertir esta situación, se ha comenzado por limpiar «la suciedad biológica y los depósitos blandos», una labor que se realiza por fases «y de la forma menos agresiva posible», lo que implica un trabajo «lento y minucioso», han explicado desde la Consejería. El proceso se está realizando en varias fases, «trabajando pieza a pieza». El siguiente paso será la aplicación de un «tratamiento de limpieza de biocidas específicos con el fin de destruir, contrarrestar e impedir la acción de lo conocido como suciedad biológica». Por último, se aplicará acetona en los anclajes. Las ménsulas, las esculturas de los aleros, los pináculos y el resto de elementos ornamentales también están siendo restaurados. Algunos resultará imposible rehabilitarlos. En su defecto, se realizarán réplicas a partir de moldes que sustituirán a los originales.

El proyecto incluye también la restauración de las esculturas El Comercio y La Navegación, del artista catalán Joan Roig. El Ejecutivo pretende recuperar las piezas originales para albergarlas en futuras exposiciones y colocar en el edificio la copia de las mismas, dado el deterioro que sufren estas exclusivas figuras.

Actuar en la fachada de Sobrellano supone salvaguardar el legado de los arquitectos Joan Martorell y Cristóbal Cascante, encargados de diseñar un edificio que tardó en levantarse seis años -se terminó de construir en 1888- y que pasó a manos del Gobierno regional en 1982. Fue entonces cuando experimentó la primera rehabilitación -se pintaron la paredes y se adecuaron la cocina, los baños y el tejado-. Ahora el edificio vuelve a estar en obras y una malla verde cubre la portentosa fachada. El vicepresidente Pablo Zuloaga mostró su satisfacción por el buen ritmo de las «obras de gran complejidad» y recordó que una vez finalizadas, «harán que este BIC vuelva a recuperar su esplendor y esté listo para que lo disfruten los visitantes de la villa modernista» así como los vecinos, preocupados por el mantenimiento de los monumentos que forman parte de la identidad de Comillas.