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San Vicente de la Barquera ha cumplido este domingo con su centenario rito de devolver a su patrona, la Virgen de la Barquera, a las aguas por las que, según la leyenda, llegó a tierra firme a bordo de una embarcación solitaria y sin tripulación ... un martes florido. Y regresó hoy ante la mirada de miles de personas que se han acercado hasta la bahía barquereña para ver zarpar a la patrona que, en esta ocasión, ha sido embarcada en el pesquero 'Nuevo Hermanos Cortabitarte'. Lo ha hecho, además, engalanada y bajo los acordes de la marcha real que ha corrido a cargo de las Cornetas y Tambores de San Vicente. Una banda sonora que se completaba con el lanzamiento de cohetes y una gran traca a la que acompañaba, simultáneamente, el canto de las sirenas que hacían sonar los pesqueros para venerar a la imagen.
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Javier Rosendo
Aunque el día de sol ha acompañado la jornada y el ambiente en las calles ha sido multitudinario, la procesión marítima tan solo se ha podido desarrollar apenas unos 20 minutos y se ha tenido que realizar sólo por el interior de la bahía de San Vicente. Los pesqueros no han podido adentrarse en mar abierta, como suele marcar la tradición, debido a las fuertes rachas de viento del nordeste que se han registrado este domingo.
Pero antes de zarpar la Virgen, los barquereños pudieron disfrutar al completo de la procesión terrestre. La misma se iniciaba a primera hora de la tarde y partió de la Iglesia de Santa María de los Ángeles. Desde allí, la imagen fue llevada a hombros por los picayos que, de nuevo, contaron con la participación de dos chicas, en una tarea que hasta hace poco era exclusiva de hombres.
Claudia Quintanilla
Joven picaya
Momentos antes del embarque de la patrona, las picayas volvieron a protagonizar ese otro momento estelar con los que cuenta la tradición de esta fiesta, y es la de interpretar y salvar así del olvido las viejas melodías que se han ido transmitiendo entre generaciones.
Entre las 13 chicas que han cumplido con este viejo ritual se encontraba la joven Claudia Quintanilla que lleva desde los dos años vistiéndose de picaya y que ayer cumplía su sueño de cantar a la patrona. «Lo he vivido con muchos nervios pero con una enorme ilusión, es un sueño cumplido», afirmaba emocionada.
Hasta San Vicente, se acercaron esta jornada a disfrutar de la fiesta de la Folía, la presidenta regional, María José Sáez de Buruaga y el obispo de Santander, Arturo Ros, entre otras autoridades locales y regionales.
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