Más millonarios de los previstos en Treceño

El motivo de que la noticia haya llegado una semana más tarde es, básicamente y como explican desde la delegación, que esto es lo que lleva hacer el recuento para los premios más grandes.

La comunicación llegó para alegrar aún más a la hija de los fundadores del bar, que el 6 de enero vio cómo se hacía realidad uno de sus sueños. «Muchas veces he pensado que nada me gustaría más que dar un premio, pero repartido entre la gente que para por aquí, porque abrimos muy temprano y para mucha gente; juegan a la Primitiva, a esto, lo otro... Y ha sido literal».

A lo largo de estos días, muchos ya han dado salida al dinero. «El que no quitó la hipoteca se lo regaló a los hijos y el que no, se compró un coche... son muchas ilusiones», dice Casi, que comenta que «lo de las hipotecas» es lo que más está escuchando, entre gente de todas las edades. «Gente jubilada, incluso, viene y nos dicen 'me acabo de quitar una mochila'». A todo el mundo le ha venido bien, «es que en realidad es todo gente currante». Dentro de este grupo también se incluye ella misma, con su marido, Juan, aunque de momento no saben en qué van a emplear el premio de los dos décimos que tenían. Cerrar no han cerrado para tomarse unas vacaciones y estos días el bar sigue funcionando como de costumbre. En su interior, al filo de las once de la mañana, los clientes habituales, entre los que hay un gran porcentaje de los agraciados. «A este sí le tocó, y a éste, a aquel también...», relata.

«En lo personal estoy muy contenta, pero la alegría inmensa es la de haberlo podido repartir», dice la mujer. «Y mira que muchos venían con la broma de que esa máquina no da premio», rememora. Entre los recuerdos bonitos, Casi también se queda con la emoción de quienes no tenían décimo pero han sabido alegrarse por los demás. «Aquí había un chico que no lo tenía y lloraba porque le emocionaba ver a tanta gente conocida feliz».

La hostelera tiene la esperanza de que este reparto millonario sirva a su vez para impulsar la economía de toda la zona, «que dé vidilla y motive a los comercios en general y a la hostelería de Cabezón, San Vicente, Comillas...».

Dentro de la enorme alegría, la mujer no esconde su dolor por el hecho de que su padre, quien empezó con esto de la lotería a principios de los noventa, falte desde hace cuatro meses y no lo haya podido vivir, «después de estar toda la vida intentándolo». Él era de los que se sentaban a ver el sorteo, tanto el de Navidad como el de Reyes. «Tenemos esa pena, que no lo haya podido vivir», lamenta. «Como le conocía tanta gente, muchos nos han dicho eso: 'cómo le hubiera gustado a Ramón verlo'».

El matrimonio fundador regentó el bar durante 36 años, tras los que, hace ocho, Casi, tomó las riendas de un negocio que saca adelante junto a su marido.

Algunos de los clientes, motivados por el cuantioso reparto de dinero en el bar, tienen ahora la vista puesta en el sorteo especial de mañana, sábado. «Se ha comprado mucho», afirma Casi. A los premiados, que se cuentan por decenas en Treceño pero que también son numerosos en otros pueblos cercanos como Roiz, Labarces y Cabezón de la Sal, les corresponden 75.000 euros por décimo, si bien de esta cantidad se les de detraen 7.000 por parte de Hacienda.

Este reparto millonario se vino a sumar al que también recibió Cantabria el día 22 de diciembre, que casi alcanzó a lo repartido en Treceño. En este caso fueron 13 millones, entre diferentes premios y ubicaciones. Poco si se compara con los 180 millones de 2017, pero una barbaridad en relación al año pasado o al anterior, en el que hubo que conformarse con unos míseros 74.000 euros. En esa cantidad está incluida una pequeña parte del Gordo que pasó por Santoña. Discretamente, con una serie que se traduce en cuatro millones de euros. Una lluvia fina de dinero, pero que alegrará la vida de los propietarios de los diez décimos, a los que corresponden 400.000 euros cada uno. Ese boleto con el 86148 que llegó a las 12.12 horas y que se había hecho notar con mayor intensidad en Madrid, Ayamonte (Huelva) y Las Palmas de Gran Canaria.

Pero el mayor pellizco no fue ese. Esta vez, para Cantabria, más 'gordo' que el propio Gordo fue un cuarto premio de los dos que salieron de los bombos, a los que hubo que sumar también tres quintos premios con acento cántabro, al menos parcialmente. Un minuto antes de las once de la mañana el bombo arrojó la bola del 42833. Siguiendo el tópico, ese Cuarto fue muy repartido, pero uno de los trozos más interesantes del pastel se lo comieron en Comillas y alrededores. En concreto, ocho millones de euros repartidos en 40 series. O lo que es lo mismo, 400 décimos de 20.000 euros cada uno, una cantidad que se encuentra por debajo del mínimo legal que establece Hacienda, por lo que los afortunados no tendrán que pagar impuestos. Desde allí, la mitad de los boletos fueron también a Ruiloba.

Ese 42833 también hizo aparición, de una forma más discreta, en Santander y Cabezón de la Sal. A Hoznayo, Castro Urdiales y Potes se fueron sendos pellizcos, por haber recaído allí quintos premios.