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Un grupo de seis rederas se está formando con el apoyo de monitoras para dar una nueva vida a las redes queya no usan los marineros. Javier Rosendo
Nuevas artes para las rederas de San Vicente

Nuevas artes para las rederas de San Vicente

Diversificación. El Grupo de Acción Local de Pesca del Occidente ofrece un programa para ampliar la actividad de estas trabajadoras manteniendo la esencia de su oficio tradicional

Vicente Cortabitarte

San Vicente de la Barquera

Martes, 25 de mayo 2021, 07:13

El oficio de redera es uno de los trabajos vinculados al mar que tienen menos visibilidad y que se encuentra menos reconocido. A pesar de ser una actividad imprescindible para la actividad pesquera y que requiere de una alta especialización, sigue a día de hoy sin ser valorado en su justa medida, por lo que se enfrenta a importantes problemas para mantenerse en el futuro.

Ejercido mayoritariamente por mujeres, transmitido casi siempre de madres a hijas y siempre vinculado familiarmente con los marineros, el número de rederas ha ido disminuyendo con el paso de los años por lo que el problema se ha ido agravando por la falta de un relevo generacional que, a la problemática específica que sufre, se le unen las inexplicables trabas con las que se encuentran las jóvenes que se quieren incorporar al gremio. Pero frente a ese negro panorama surgen iniciativas esperanzadoras que buscan dar el reconocimiento y la visibilidad que se merece este trabajo, que forma parte de nuestra cultura tradicional y que se ha venido realizando desde hace ya muchos años en nuestros puertos.

El puerto de San Vicente de la Barquera es el único de todo el occidente de Cantabria que mantiene a un pequeño grupo de rederas en activo, en concreto a nueve mujeres que responden a ese mismo perfil de ser esposas, madres o hermanas de marineros, con una media de edad superior a los 50 años.

Con el objetivo de diversificar la actividad propia de las rederas, manteniendo su esencia, para lograr aumentar sus ingresos y propiciar el relevo generacional, el Grupo de Acción Local de Pesca Occidente de Cantabria está desarrollando el proyecto RED-ERA con el que se ofrecen herramientas y propuestas para diversificar su actividad, partiendo en todo momento de su conocimiento y destreza en el desarrollo de su oficio, complementándolo con una metodología de trabajo propia, adaptada a ellas.

El proyecto, financiado por el FEMP y la Consejería de Desarrollo Rural, Ganadería, Pesca, Alimentación y Medio Ambiente, en el que están participando seis de esas mujeres, se plantea en varias fases. En la primera de ellas, las responsables de este programa tratan de despertar su interés a través de la diversificación de su oficio para brindarles nuevas oportunidades de emprendimiento, teniendo siempre como base fundamental las redes, para adentrarse en nuevos ámbitos como la moda, los complementos, la bisutería o la decoración.

Por ello, en el programa formativo que vienen recibiendo desde el pasado mes de abril cuentan con el apoyo de dos monitoras que dirigen sendos talleres formativos para transformar y dar un nuevo tratamiento a las redes de pesca que ya no se usan y se desechan para obtener diversos productos, como pueden ser cestas, alfombras, bolsos, camisetas, pareos para la playa, en definitiva, productos que nunca se imaginaron conseguir utilizando las redes como materia prima y con los que ahora, cada día, ellas mismas descubren las nuevas posibilidades que tienen ante sí.

Con las artes desechadas en la mar las rederas elaboran nuevos productos textiles y de decoración. Javier Rosendo

«Estas mujeres son patrimonio vivo, esencia de algo que se tiene que mantener y que debería de declararse Bien de Interés Cultural Inmaterial para darles el reconocimiento y la visibilidad que se merecen», manifiesta María Bulnes, una de las monitoras para la que conocer el trabajo de las rederas también ha sido un descubrimiento.

«Con este programa no buscamos reconvertirlas en señoras de manualidades, todo lo contrario, queremos que mantengan su esencia, teniendo siempre a la red como protagonista, trabajándola con los mismos instrumentos que utilizan en su día a día como son las agujas y utilizando una técnica en la que son únicas, pero dando una pequeña vuelta de tuerca para ampliar el abanico de posibilidades que pueden lograr con todo ello», detalla.

Junto a ella, Paula Andrés, monitora en diseño textil, las conecta con el mundo de la confección. «Son mujeres muy motivadas que rápidamente han visto que las redes se pueden reciclar para nuevos usos que les puede generar nuevos ingresos», señala.

Emprendimiento

Por otra parte también están contando con el apoyo de la Cámara de Comercio de Cantabria, a través del responsable de creación de empresa y comercio minorista, David Ramos, que las está formando ofreciéndolas herramientas para que con los nuevos conocimientos puedan emprender de forma individual o colectiva, asesorándolas en la viabilidad de un nuevo proyecto, informándolas sobre la fiscalidad, subvenciones, el marketing digital o en las nuevas tecnologías para llegar al cliente, y acompañándolas en todo el proceso si se deciden a dar el paso.

Una muestra de la buena acogida que está teniendo este proyecto es la ilusión que ha despertado en rederas como Mari Carmen Pérez Bengochea. «Sin duda es una propuesta interesante que nos aporta nuevos conocimientos. Nos están haciendo sentirnos protagonistas, por lo que agradecemos ese interés por nuestro trabajo. Creo que abre un nuevo camino que puede ser interesante para las nuevas rederas que tienen que venir», dice.

Nuevas rederas que, como Rosalía Toraño, mujer del armador Celestino Peñil, y otras jóvenes, quieren formarse y ejercer de rederas, pero que se encuentran con el problema de que los cursos para acreditarlas, de seis meses de duración, tan solo se imparten en Galicia o País Vasco.

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