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El entorno no parece el mismo. Las obras de restauración del hábitat fluvial del río Saja ya han cambiado el aspecto del paisaje que abraza al cauce. Y de forma notable. La Confederación Hidrográfica del Cantábrico (CHC) está ultimando las actuaciones entre Santa Lucía (Cabezón de la Sal) y Villanueva de la Peña (Mazcuerras). Seis kilómetros de sendas transitables y pasarelas de madera que salvan pequeños riachuelos. Alrededor, mires donde mires, naturaleza. Y a la izquierda o a la derecha -depende si uno sube o baja-, el río Saja y su sonido conciliador. Los trabajos avanzan según lo previsto, «se afrontan los últimos detalles de la actuación», explican desde el organismo. Está previsto que concluya para marzo del 2026. Es decir, queda tiempo por delante, pero en los aledaños del río ya se ve una gran transformación.
A priori, y más allá de los datos técnicos, circular resulta más fácil y se han abierto caminos que van paralelos al cauce, mediante la adecuación de más espacios transitables. Para ello, han eliminado las barreras longitudinales y los obstáculos transversales, se han reactivado los brazos históricos, gestionado la vegetación, erradicando especies invasoras y plantando autóctonas. Paralelamente, se han ejecutado motas de delimitación del espacio fluvial y de defensa contra las inundaciones. Actuaciones a las que se añadirá la implantación de filtros verdes y la recogida y gestión de residuos, mejorando la calidad de las aguas.
Los trabajos dieron comienzo en agosto de 2023 y se ejecutan por la UTE Ingeniería y Diseños Técnicos, Aceinsa Movilidad y Centro de Jardinería La Encina, por un importe de 5.230.504 euros. Todos ellos, forman parte de un proyecto de mayor envergadura que el Ministerio firmó en 2019 con la entonces Consejería de Obras Públicas -ahora de Fomento- y los ayuntamientos implicados. El coste total del plan, ideado a tres bandas, superaba los ocho millones y al Gobierno regional le correspondían cinco actuaciones en núcleos urbanos: la construcción de escolleras para frenar las inundaciones. Ese era el fin último del proyecto, además de la restauración del hábitat, evitar los desbordamientos del río Saja y los graves problemas que causaban a los vecinos.
Otro de los objetivos de la Confederación es promover la implicación de la ciudadanía en el cuidado del ecosistema. Para ello, trabaja en la educación ambiental mediante el desarrollo de talleres y actividades de sensibilización. La idea es desarrollar «jornadas ambientales con la posibilidad de que asociaciones ambientales custodien el territorio». Divulgar la importancia del hábitat. En definitiva, crear «una especie de aula de la naturaleza, donde se pueda mostrar el proceso fluvial». Si las personas conocen su entorno es más fácil que lo traten con respeto.
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