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El aumento progresivo del nivel del mar continúa afectando a la costa cántabra. Un argayo de unos 150 metros de ancho y 80 metros de altura se ha 'tragado' alrededor de 15 metros de terreno en la finca de una vivienda particular situada en la Mies de Colodros del pueblo de Trasvía, en Comillas. El propietario de la casa, Carlos Navarro, explicó ayer que ya ha iniciado los trámites «con la Comisión Regional de Ordenación del Territorio y Urbanismo (Crotu), con Costas y con el Ayuntamiento de Comillas, para que me autoricen a llevar a cabo una solución». También está pendiente «de realizar un estudio geológico para, en función de los resultados, tomar una determinación». Y es que cuando la tierra que se come el mar es de un particular, «es éste quien corre con los gastos para proteger su propiedad, previa autorización de Costas», insistía ayer Severiano Arenal, jefe de Comarca del Servicio de Montes, quien calificó el argayo de «complicado y de difícil solución».
La alcaldesa de Comillas, Teresa Noceda, consciente de la situación, confirmó ayer que el propietario «ha solicitado una licencia en el Ayuntamiento para llevar a cabo las obras pertinentes, que le será concedida de forma inmediata».
Hasta aquí la labor municipal, porque el resto de autorizaciones las tiene que otorgar Costas. De la erosión en el terreno comenzó a darse cuenta el dueño de la vivienda «hace dos años, cuando apareció la primera grieta». Desde entonces hasta ahora, la fuerza del mar en los últimos temporales ha ido dañando la costa hasta dar un buen mordisco a la finca de Carlos. Aunque para este arquitecto, que construyó su casa al lado del mar hace «unos 30 años», «el argayo se debe a un problema de filtración de aguas por debajo del suelo, lo que ha provocado el deslizamiento de los terrenos». Según él, la solución pasa por «colocar unos micropilates (palos largos de hormigón) que van inyectados y cosen la posible falla que haya surgido debajo del terreno, de forma que no se vuelva a mover, así como reponer la tierra que se ha caido».
El propietario de la vivienda cree que «si tomamos las medidas necesarias, el argayo no tiene por qué seguir avanzando», aunque desconoce si en el futuro «será necesario actuar en la parte de abajo». Para Severiano Arenal, sin embargo, no hay duda: «El mar entra con mucha fuerza en esta zona y ésta es la tendencia general en toda la costa del Cantábrico», donde en las últimas semanas ya se han dado casos similares. «Estamos pagando las consecuencias de aquellos que dudan del cambio climático y de las aberraciones que se han hecho con las rías, porque le estamos cortando terreno al mar, que por algún sitio tiene que salir», apunta el jefe de Montes en la zona.
La otra solución, señala, «sería llenar la costa de escolleras», algo inviable, pues un particular difícilmente podría pagar una actuación de tal calibre. Otro ejemplo de cómo la fuerza de las mareas vivas está erosionando las costas es el campo de golf y las dunas de Oyambre, donde el mar se ha tragado varios metros de terreno en los últimos años. Una situación complicada, no solo por lo que supone devolverlo a su estado original, sino porque no se le pueden poner barreras al mar. «Lo que está pasando va a dar la razón a aquellos que ponían las denuncias», termina Arenal.
El Ayuntamiento de San Vicente de la Barquera está realizando el seguimiento de los tres argayos que se han producido en la playa de Merón en los últimos meses y que se han incrementado notablemente en las últimas semanas.
El más importante afecta a unos terrenos de propiedad privada, muy cercanos a una vivienda que se suele alquilar como casa vacacional, por lo que le han pedido a sus propietarios los informes de sus técnicos en los que, al parecer, aseguran que no corre peligro.
Por otra parte, se está a la espera de otro informe de un equipo de geólogos, contratados por el Consistorio, sobre el argayo situado junto a la carretera que conecta la playa de Merón con la autonómica y en la que han aparecido grietas en las que se han instalado testigos.
Dicha carretera se encuentra por ahora cerrada al tráfico por lo que se está a la espera de conocer el informe para ver si puede abrirse de nuevo al tráfico de cara a la próxima temporada de baños. También se están estudiando medidas a tomar en la propia playa para evitar daños por desprendimientos.
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