Una nutria del tamaño de «una rata gigante», de paseo por el puerto San Vicente

Los testigos que observaron la jugada de la nutria relatan que al cabo de un rato salió de su escondite, se metió en los bajos de un camión y después emprendió su paseo por el puerto, ajena a los mirones e ignorando por completo a una perra que se cruzó en su camino y que sintiéndose amenazada por un ejemplar de semejante tamaño comenzó a ladrar de forma descosida. Tampoco hizo caso a la espina y a la cabeza de merluza que Marino y sus amigos habían colocado cerca del camión como cebo para atraer su atención. Nada. Era una nutria pasota y templada. Sin miedo a los humanos. Ni a los perros.

«No se sintió en peligro en ningún momento. Tampoco corrió, caminaba despacio y finalmente bajó a la mar para subirse a un bote», cuenta el autor de los vídeos que ya se han vuelto virales en las redes sociales. Una vez en la lancha, como se puede observar en las imágenes, la nutria husmeó los pocos rincones que había y en vista de que no había pescado se lanzó nuevamente al agua. «Imagina que entras en el bote por la noche a pescar y te sale un bicho de esos...», comentaba uno de los amigos de Marino.

El animal se marchó dejando a los allí presentes -unos diez, entre pescadores y la dueña de la perra- la sensación de haber visto algo insólito, «una nutria gigante», aunque Marino, que anda mucho por la zona porque se dedica a la pesca, reconoce que no es tan extraño, «por la ría sí se ven de vez en cuando. No es muy normal, pero se ven. Son buenas pescadoras y dicen que en los ríos son las mayores destructoras de los salmones». Hace unos años avistó en la ría otro animal de la misma especie, «quizá no tan grande porque estaba dentro del agua y siempre dimensiona el tamaño»: «Eran las tres de la mañana y vi una nutria que se acercó al muro del parque con una dorada de unos dos kilos en la boca. Se asomó a la luz y se le escapó el pescado, así que salió nadando detrás». Aquello fueron unos segundos, que pasaron muy rápido, sin embargo lo de la semana pasada, aquel paseo de la «rata gigante» por el puerto, dio hasta para un reportaje en El Diario Montañés.