Obras Públicas quiere convertir San Vicente en un gran puerto refugio

Para esas fechas se considera que puede estar finalizado el estudio que ha solicitado la Consejería de Obras Públicas al Instituto de Hidráulica de Cantabria (IHC) con el fin de conocer cual sería la solución idónea para cumplir con un objetivo que conllevaría dos actuaciones fundamentales: la prolongación del espigón norte, el popularmente conocido como La Barra, y un superior dragado de los 20.000 metros cúbicos anuales autorizados en la actualidad.

Dicho estudio analizará, entre otros aspectos, los efectos hidrodinámicos y los que tendría sobre el ecosistema las distintas actuaciones. A la vista de estos resultados, se decidirá si finalmente son viables la futura ejecución de ambas obras.

Por lo pronto, y tras muchos años de demanda, el consejero de Obras Públicas, José Luis Gochicoa, además de haber dado el paso para hacer posible dicho estudio, ha mostrado su total apoyo a este ambicioso proyecto. Así lo expresó al presidente de la Cofradía de Pescadores de San Vicente, Emilio Bustamante, y a la Corporación municipal barquereña en un reciente encuentro. Y ayer mismo lo reiteró a este periódico mostrando su compromiso y señalando que «convertir San Vicente en un puerto refugio no solo es una demanda de sus pescadores, es algo que por funcionalidad sería muy positivo para toda la Cornisa Cantábrica».

Gochicoa ha destacado que el estudio solicitado se enmarca dentro del convenio marco que tiene el departamento que dirige con el IH cuyo resultado permitirá valorar las actuaciones a realizar. Recordó también que se está pendiente de la sentencia del Tribunal Superior de Justicia de Cantabria sobre el proyecto del puerto deportivo, paralizado cautelarmente, ya que dicha sentencia podría condicionar futuras actuaciones.

Al margen del resultado final del estudio, el patrón mayor barquereño, Emilio Bustamante, ha mostrado su satisfacción porque al fin se realice un trabajo que han venido demandando históricamente, confiando en que el resultado final será «positivo» para poder acometer unas actuaciones que considera «fundamentales» para el futuro del municipio, pero sobre todo para el puerto.

«Mejorar el acceso al puerto y no tener problema con el calado, además de mejorar la seguridad permitiría incrementar de manera notable la actividad económica del puerto, al aumentar su operatividad y facilitar que embarcaciones de otros puertos accedan a nuestros muelles a vender sus capturas, como ahora lo están haciendo en las costeras del bocarte y del verdel pero con importante limitaciones», ha señalado Bustamante.

El dique actual cuenta con unos 420 metros de longitud y se construyó hace cerca de un siglo, ejecutándose posteriormente diversas mejoras y una ampliación, siendo una de las obras mas importantes para el puerto.

Al margen del estudio en el que se va a trabajar, los marineros, por su propia experiencia, consideran que sería necesario alargar el actual espigón unos 200 metros, aproximadamente, en dirección norte-nordeste, hasta lo que ellos llaman 'la espera en tierra', con lo que se ampliaría la zona de seguridad para que las embarcaciones puedan afrontar la salida y llegada al puerto sin tener que «luchar contra la rompiente».