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Los vecinos de Herrerías y de todo el Valle del Nansa han festejado este domingo la recuperación de una parte importante de su patrimonio, la antigua ermita de San Pedro en Otero. Las ruinas del que fuera un pequeño monasterio benedictino del siglo XI testimonian la grandeza de este patrimonio religioso y han sido recuperadas gracias a la iniciativa privada del empresario madrileño Luis Miguel Rodrigáñez Noreña, y al trabajo de un equipo multidisciplinar de voluntarios coordinado por el arquitecto Domingo de la Lastra. El resultado es un conjunto de ruinas consolidadas que muestran en todo su esplendor la belleza arquitectónica de la antigua construcción, en un enclave natural de extraordinario valor, que además forma parte del Camino Lebaniego. Rodrigáñez Noreña se ha mostrado feliz por poder dejar este hermoso legado a la tierra de la que es originaria su familia.
En el acto con el que esta vieja ermita comienza una nueva etapa se ha ofrecido un concierto del dúo Pathos y un aperitivo para todos los asistentes a la cita para conocer el patrimonio propio.
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