Estrella Sánchez posa en el mirador con la playa de Berellín de fondo, en Prellezo. JAVIER ROSENDO
«El paraíso está en Prellezo»
Val de San Vicente ·
Situada entre acantilados, es uno de los arenales menos conocidos de la costa occidental de Cantabria. Destaca por las formaciones rocosas que rodean la playa, que aparece o desaparece en función del estado de la marea. Estrella Sánchez acude a Berellín desde niña
Hay rocas a los lados y en medio de la playa, como estatuas que soportan el estallido de las olas. El sonido del mar choca contra estas formaciones alertando con sus silbidos de la resaca. La playa de Berellín, en Prellezo (Val de San Vicente), es uno de esos lugares extraordinarios que nunca se terminan de disfrutar del todo, como si fuese un paraíso del que siempre queda una parte por descubrir. Es arena, montaña, cielo y mar, que entra y sale del escenario como un actor secundario cuando sube la marea. Algunas rocas apuntan hacia arriba, como si ordenaran la circulación del viento y la arena fina, suave, inmaculada en marzo, hace cosquillas en las plantas de los pies. «¿No ves que bonita es?». Estrella Sánchez lanza la pregunta retórica señalando el horizonte. Tiene ochenta y pocos y 'brinca' por la playa entre recuerdos que le rejuvenecen, desde cuando se bañaba en vestido hasta cuando lo hacía en bañador.
«Aquí el agua sube y baja despacio, la fuerza del mar se queda en las rocas y no hay peligro de ahogarse»
«Antes se llamaba Barnejo y luego le pusieron Berellín -dice en el coche antes llegar al arenal- y este 'caminito' no existía, bajábamos por un riachuelo» y accedían a esta lengua de arena que cubre la saliva del mar, dejando apenas espacio para los bañistas cuando sube la marea. «Antes bajaba más que ahora (la marea)» y se podía ir andando hasta las rocas del fondo, donde brota la espuma de las olas como si se acabara de descorchar el mar. A la playa iban solo los del pueblo. El paraíso era medio secreto, como buen paraíso, y tenía sus tesoros. «Cogíamos percebes, erizos y lapas, que estaban pegadas en aquella roca». Había que tener cuidado porque a Estrella una vez casi se la lleva la corriente. «Menos mal que mi marido me agarró el vestido». Fue debajo de «la piedra que tiembla», que parece una leyenda pero «es que la piedra tiembla cuando el mar pega muy fuerte y por eso se llama así», asegura como si fuera lo más obvio.
OTRAS PROPUESTAS
Playa del Pedredu
Se trata del arenal situado más al occidente de Cantabria, en el pueblo de Pechón y limita con Asturias. Merece la pena visitarla por su tranquilidad.
Ría de Tina Mayor
Se trata de un estuario situado entre Unquera, Pechón y Rivadedeva (en Asturias) y ofrece unas impresionantes vistas desde cualquiera de sus rincones.
San Vicente de la Barquera
Típico pueblo pesquero de Cantabria, con puerto y un importante casco histórico que merece la pena conocer, como el Castillo del Rey.
A Berellín iban «las chicas con las chicas y los chicos con los chicos». Nada de juntarse, «porque tú no sabes cómo eran las cosas». «No había forasteros ni multaban por coger percebes porque nadie los vendía». Se comían en las casas del pueblo, o eso dice Estrella, que brilla a contraluz con gorro, mascarilla y gafas de sol. Un rostro desconocido de donde sale su voz. «Con el tiempo, las cosas cambiaron, llegaron los turistas y esto empezó a llenarse de gente». Construyeron la carretera e incluso una casa que luego Costas obligó a derribar. «Fue cuando se desmadró todo», afirma quejumbrosa. «¿Sabes que el propietario de esa finca -insiste mientras señala las laderas que rodean el arenal- hace el agosto cobrando por aparcar?». Estrella evoca un pasado mitad real mitad idealizado desde la perspectiva que da la distancia. «Bajábamos casi rodando a la playa por aquellas lindes, mira ven que te lo enseño», y se dispone a recorrer la última cuesta de hormigón antes de llegar a la arena. «Te voy a contar una anécdota -anuncia-: el cura le pidió a mi madre que le lavara la sotana y yo, que era una niña entonces, me ofrecí a lavarla en el agua del mar, así que me bañé con la sotana puesta ¿te imaginas?». Estrella se va acercando a la orilla, donde dejan de latir las enormes olas del fondo. El sol se derrite en la hierba, pestañas de la montaña. «¿Ves aquellas flores blancas? pues antes eran cerezos». ¿Y por qué dice que es tan especial esta playa? «Porque el agua sube y baja despacio; la furia del mar se queda en las rocas y no hay peligro de ahogarse. Yo traía a mis hijos muy tranquila (tuvo nueve)». También al perro y en una ocasión casi la multan, «pero le dije a los guardias que había más perros en la playa que no eran del pueblo».
«No había forasteros ni multaban por coger percebes porque nadie los vendía. Se comían en las casas»
Estrella Sánchez - Vecina de Prellezo
¿Es el paraíso? «Para mí sí, está aquí. Aunque sería mejor si no viniera tanta gente». Por eso avisa: «En verano ven pronto si quieres encontrar aparcamiento, porque si no te tendrás que ir a otra playa». Fuera del paraíso.
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