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Que las luminarias led funcionan mal, unas por exceso y otras por defecto; que la compuerta permanece cerrada varios días o que la portilla de ... emergencia, que constituye el único acceso al muelle desde el exterior, está trancada. Son algunas de las deficiencias que lastran «la operatividad del puerto de Comillas» y que los pescadores de la villa han puesto en conocimiento de la Dirección General de Puertos del Gobierno de Cantabria. Una situación que, alerta Luis Moro, patrón de barco y durante varios años presidente de la Cofradía, «dificulta nuestro trabajo, así como el de los usuarios de las embarcaciones deportivos».
La relación entre la cofradía y el Ejecutivo regional ha tenido sus más y sus menos en los últimos años, pero lo que denuncian ahora los pescadores es que, «después de las actuaciones que ejecutó la Consejería de Obras Públicas en anteriores legislaturas para contar con un puerto cien por cien operativo» –y que conllevaron inversiones de varios cientos de miles de euros–, las cosas se han vuelto a torcer, «como consecuencia de la falta de comunicación», expresa Moro en nombre de los pescadores.
Los usuarios aseguran que algunas de las medidas que se han llevado a cabo están lejos de facilitarles la labor. Más bien todo lo contrario. «Cambiaron las luminarias a led para lograr un ahorro energético, pero cometieron un error grave, y es que ahora la luz situada en la punta del muelle que apunta a la boca de salida del puerto nos deslumbra». Es, dicen, «como cuando te cruzas con un coche que lleva puestas las largas». Sucede lo contrario con la farola que debería iluminar la zona de carga y descarga, «que apenas emite luz». Detalles que parecen nimiedades, «pero que resultan fundamentales para que podamos operar en condiciones». A la Consejería, insisten, «se lo hemos dicho por activa y por pasiva, pero nada».
Al problema con las luces se une «la gestión» de la compuerta de entrada y salida a la dársena. «Deciden echarla un miércoles porque dan mal tiempo el jueves y el viernes y, con el fin de semana en medio, hasta el lunes no la abren de nuevo». Así que los pescadores «no podemos salir a la mar durante cinco días, aunque esté en buenas condiciones». Tampoco «los barcos deportivos».
La gota que ha colmado el vaso ha sido el cierre de la «escalera de bocarón –como denominan los pescadores a la salida o la entrada de emergencia al muelle desde el exterior–». Desde la Dirección General de Puertos mantienen la verja cerrada con un candado, por lo que el paso está inhabilitado. La escalera que parte del muelle se compone de piedras de sillería que datan del siglo XVII, cuando fue construido el puerto, «y a algunas ya se las ha llevado el mar». Lejos de reponerlas, Puertos «ha optado por colocar hormigón encima», lo que para los usuarios atenta contra un vestigio histórico y además «en caso de que se produzca una emergencia y los afectados tengan que alcanzar el puerto, no tendrían por dónde acceder desde el exterior».
El resultado de los trabajos en esta zona concreta del muelle «es una chapuza», insisten los pescadores, quienes aseguran que la salida está cerrada «para que la gente no vea lo que se han cargado». Desde el Gobierno de Cantabria, «aseguran que han clausurado el acceso para garantizar la seguridad de los transeúntes», pero con colocar un cartel de «prohibido el paso» sería suficiente, opinan. Otro cantar es el edificio de la cofradía de pescadores, que data de 1920 y se encuentra bastante deteriorado y en malas condiciones debido a la falta de mantenimiento.
La última intervención del Ejecutivo se llevó a cabo en el año 2018, cuando se repararon los desconchados y las humedades y se mejoraron algunos aspectos de la planta baja del inmueble, donde se encuentra la lonja de los pescadores. No obstante, el paso del tiempo y la ubicación de la antigua casa junto al mar han propiciado que el edificio continúe deteriorándose. Los pescadores recordaron que el Gobierno de Cantabria «se comprometió a restaurar el edificio, así que esperamos que lo haga».
El conjunto portuario de Comillas data del siglo XVII y fue el último puerto ballenero de Cantabria. Actualmente, operan en el muelle cinco barcos pesqueros y alrededor de una veintena de embarcaciones deportivas. La mejora de mayor envergadura se ejecutó en la anterior legislatura, cuando Obras Públicas instaló los pantalanes para acceder a los barcos de recreo y efectuó el demandado dragado de la dársena del puerto, para garantizar que los barcos pudiesen atracar independientemente de la bajamar. Son estas actuaciones a las que se refieren los usuarios cuando hablan de que se logró hacer del de Comillas un puerto «totalmente operativo».
No obstante, la situación ha vuelto a complicarse «tras las acciones del Gobierno actual». Los pescadores de Comillas parten de la base de que «todo son dificultades para trabajar y bastante mal lo tenemos ya los trabajadores del sector», que han de lidiar con las cuotas de pesca y los elevados precios de los materiales. «Esperamos que de esta forma nos hagan caso, porque ya les hemos transmitido nuestra queja en varias ocasiones y hasta ahora no hemos logrado que cambie absolutamente«.
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