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G. POMARADA
Pimiango
Miércoles, 5 de enero 2022, 07:04
Cinco meses después de que los pigargos llegasen a Pimiango, en Ribadedeva, dentro del primer proyecto de liberación de esa especie en España, su andadura continúa con un balance «positivo». Así lo explica Lorena Juste, bióloga de Grefa y coordinadora del Proyecto Pigargo, dentro del ... cual se mantienen volando en libertad siete de los nueve ejemplares iniciales. Son Mansolea, Pechón, Pimiango, Deva, Nansa, Sella y Pindal, aves que ahora buscan padrinos para contribuir «a la recuperación de una gran águila declarada extinta en nuestro país». El recién estrenado programa de apadrinamiento persigue tanto reunir fondos para el desarrollo del proyecto como «involucrar a la gente». «Nos permite acercarnos a ellos y que lo vivan de cerca», explica Juste.
A través del proyecto promovido por la asociación conservacionista Grefa en colaboración con el Ministerio para la Transición Ecológica y el Reto Demográfico, el Principado, el Gobierno de Cantabria y el Ayuntamiento de Ribadedeva, el pasado agosto llegaron a Pimiango, a apenas unos kilómetros de la frontera con Cantabria en Unquera, nueve ejemplares para pasar un primer periodo de adaptación a la zona, elegida por la similitud de la costa asturiana y cántabra con Noruega, país del que proceden esos animales y donde existe una de las mejores poblaciones europeas de la especie.
Dos de ellos tuvieron que ser finalmente derivados al hospital de recuperación por problemas de salud y los siete restantes emprendieron el vuelo en octubre. «Estamos contentos porque los resultados son los esperables», explica Juste. Destaca además que «normalmente el porcentaje de fijación es bajo y la mortalidad alta», pero en este proyecto no han sufrido bajas y los ejemplares «se han quedado aquí», principalmente en la zona de Tinamayor, en las inmediaciones de Pechón, Unquera, Pimiango y Bustio.
Para conocer sus posiciones, los pigargos son objeto de una monitorización que permite seguir sus vuelos. De todos los ejemplares, la hembra Sella es la más «viajera», pues ha sobrevolado Asturias, Galicia, Portugal, Castilla y León, Cantabria, País Vasco y Navarra. Datos del posicionamiento de su emisor GPS llegaron incluso a situarla en Francia. En el resto, los recorridos son más cercanos, con «vuelos exploratorios» a la sierra del Cuera, Ribadesella, Redes o a la zona del Nansa.
Respecto a sus pautas alimenticias, desde Grefa han constatado que los pigargos recurren a carroña. «Es una especie muy generalista, su dieta la componen más de trescientas especies», sostiene Juste. Precisamente su alimentación es uno de los motivos que generan dudas en el sector ganadero, dado el temor a que sus reses sufran ataques. Juste insiste en la «inocuidad» de la especie y apunta que las polémicas iniciales se han «calmado».
Además de la oposición de ganaderos, el proyecto generó rechazo entre colectivos ornitológicos y conservacionistas, pues sostienen que se trata de una especie no amenazada y en aumento de la cual no hay constancia de una presencia histórica en la zona en la que han sido soltados estos ejemplares. Incluso, hay expertos que consideran que la introducción de estos ejemplares puede llegar a producir un desajuste ecológico de consecuencias impredecibles. Rechazaron por ello que el programa se tratase de una reintroducción. Desde Grefa definen el periodo actual como una «fase experimental previa al proyecto de reintroducción de la especie en España». Sobre la polémica, Juste considera que «las cosas se demuestran andando» y apunta que los resultados acallarán las críticas iniciales. De cara a este segundo año, la previsión es que los nuevos pigargos llegados desde Noruega se liberen en septiembre, si bien carecen por el momento de cifras concretas.
En estos primeros meses, Juste indica que ya han comenzado a llegar visitantes a la zona con el fin de avistar las aves, una tendencia que confía en que vaya al alza y que contribuya a dinamizar la economía local. «No es algo que se genere de la noche a la mañana, pero a largo plazo la previsión es que genere actividad», apunta.
Con los apadrinamientos, ofrecen además jornadas de campo para conocer el proyecto «in situ» y recorridos de seguimiento por mar. «Se hace a través de locales que tienen barco, con el fin de favorecer la economía», explica Juste, quien defiende que «cualquier interacción con la zona va a repercutir positivamente en la economía».
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