El Poblado Cántabro de Cabezón volverá a abrir sus puertas tres años después

Como una obra de teatro a punto de ser estrenada, entre los muros bajos que protegen el recinto, se ultiman estos días las tareas pendientes antes de la esperada apertura, que mantiene al público a la expectativa. Aunque según Lino Mantecón, el arqueólogo al que el Ayuntamiento encargó un informe sobre cómo acometer las intervenciones en las cabañas, el cambio no es muy apreciable a simple vista, sobre todo para los no entendidos, a pesar de que sea sustancial, sobre todo por los materiales que se han empleado en la rehabilitación. El complejo constaba de tres construcciones -dos circulares y una cuadrada, pertenecientes a la Primera y Segunda Edad del Hierro-, pero una de ellas -la más pequeña- salió muy malparada tras unas inundaciones, por lo que prácticamente ha habido que reconstruirla. La intervención se ha llevado a cabo gracias a una subvención de 45.155 euros de la Consejería de Turismo, que ha sido la encargada de adjudicar los trabajos, realizados bajo la dirección del ingeniero Sergio Abad, que no ha facilitado información acerca del proyecto.

Una de las premisas de las que se ha partido para acometer la restauración supone un cambio de criterio con respecto a la utilización de materiales. Para mantener en condiciones óptimas las techumbres de escoba de las cabañas, es necesario encender hogueras en su interior, ya que la generación de humo favorece el proceso de conservación de los techos vegetales, algo complejo desde el punto de vista de la logística. Por eso, se ha optado por una solución mixta empleando un aislante en la base del tejado. En cuanto al cuerpo de la estructura, «se ha utilizado una malla de cemento de hormigón estampado cuya textura es similar al barro, pero que garantiza una mayor durabilidad», especificó el alcalde. El resultado es más rentable turísticamente, ya que no requiere tanto mantenimiento y apunta en la dirección de hacer del Poblado Cántabro una exposición museográfica con base científica, más allá de un proyecto arqueológico.

Ampliar

La última fase del proyecto consiste en la dotación de las viviendas. Habrá escudos, armas, atuendos, alimentos simulados, telares, cerámicas... Parecerá que realmente hay vida dentro de las cabañas. «Se ampliará la colección de cerámicas de Ángel Ocejo con elementos realizados por el personal de la oficina de turismo de Cabezón y el Ayuntamiento se ocupará de los telares, los camastros, las sillas y algunos escudos de madera», explicó Mantecón. «Para recrear los trajes, se ha contactado con la empresa 'Arbeas', de León, y de las fíbulas y hebillas se encarga el artesano numantino Arsgentum, de Soria, así como la empresa de réplicas 'Temátika', de Toledo», añadió el arqueólogo. Como consecuencia, donde verdaderamente se apreciará el cambio en el museo será en el interior de las cabañas. «En la parte exterior del recinto no se notará tanto». La intención del regidor es mostrar a turistas y vecinos «todo lo que se pueda dentro del complejo».

La apertura está programada para mediados de abril, con la llegada de la Semana Santa. Será todo un acontecimiento después de permanecer cerrado durante tres años. Si todo sale bien, una vez finalice el periodo estival, se volverán a ofrecer visitas guiadas programadas y se potenciará el complejo en el aspecto educativo con las excursiones de escolares. Acceder «tendrá un precio simbólico de dos euros». El alcalde no descarta que un futuro próximo se reinicien los talleres de barro que se organizaban en el centro de interpretación del museo y que tanto éxito cosechaban entre las familias. Es fácil volver a imaginarse el poblado lleno de gente.