El Puente sin fin de Virgen de la Peña

La historia del nuevo puente que unirá Cabezón de la Sal y Mazcuerras sobre el río Saja a la altura de Virgen de la Peña parece interminable. Las obras, que dieron comienzo en la primavera del año 2018, tenían un plazo de ejecución de 18 meses, por lo que deberían haber finalizado el pasado otoño. Sin embargo, levantar una plataforma de 64 metros de longitud, «superior a los puentes que encontramos en otros lugares de la región» -según aclaró el consejero de Obras Públicas, José Luis Gochicoa- es sumamente complicado. Y más si se pretende que impacte lo menos posible en el ecosistema fluvial. La envergadura del proyecto ha obligado a los responsables a prolongar en sucesivas ocasiones las fechas de finalización. El consejero añadió esta semana un nuevo capítulo a esta serie y adelantó que los trabajos concluirán «en la primavera de 2021». Por lo que, en vez de un año y medio -y si los plazos se cumplen esta vez-, se tardará tres en construir el puente entre Virgen, en Cabezón de la Sal, y Villanueva de la Peña, en Mazcuerras.

El proyecto supone modificar notablemente la morfología del paisaje en este punto y eliminar el puente actual que enlaza estos dos enclaves, que presenta un avanzado estado de deterioro y resulta estrecho (mide seis metros) para que pasen dos coches a la vez en sentido contrario. La nueva estructura tendrá trece metros de ancho y contará, además, con una acera para que los peatones puedan atravesarla con total seguridad.

La presencia de maquinaria en el río causó cierto impacto en los vecinos al comienzo de los trabajos, pero, a estas alturas, los lugareños están acostumbrados a convivir con el ruido y la escenografía propia de una obra. Las máquinas forman ya parte del paisaje, como el árbol que lleva plantado 200 años y en el que nadie se fija. En ocasiones, los trabajos han transcurrido tan lentamente que algunos se preguntaban si realmente se estaba haciendo algo, aunque lo cierto es que no todo en el proceso de construcción resulta tan vistoso como pueda parecer.

Tampoco han contribuido a agilizar los trabajos las continuas crecidas que ha experimentado el cauce del río como consecuencia de las fuertes lluvias que el año pasado provocaron inundaciones en toda Cantabria, de las que Villanueva de la Peña ha salido siempre especialmente mal parada. En octubre de 2019, las inundaciones afectaron a la plataforma desde la que se dirigen los trabajos, lo que retrasó las tareas unos quince días.

Pero más que a los desastres climatológicos, Gochicoa atribuye la prolongación de plazos de conclusión de la obra a la enorme complejidad de la misma. Ya se ha dado por finalizada la primera fase, de cimentación del puente. Ahora comienza la segunda. Las diferentes piezas de la plataforma (pilones y tablero) se fabrican en un taller en base a una serie de planos donde se ajustan las medidas de forma milimétrica. Los pilones serán trasladados en piezas de quince metros y se montarán en uno o dos días. Después se instalarán los cables y posteriormente el tablero. «Para el montaje de la parte central del puente será necesario contar con una estructura provisional sobre la que se irán colocando las piezas que conforman la plataforma», concretó el titular de Obras Públicas. Este complejo procedimiento constructivo tiene como objetivo «que el puente sea lo más esbelto posible». Así, todavía hay que recorrer un largo camino para unir en condiciones estos dos pueblos.

• Temas
• Mazcuerras
• Cabezón de la Sal
• Río Saja
• Cantabria