«Hemos puesto banda sonora a Comillas»
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El chelista de origen armenio considera su «patria» a la villa modernista, donde desde hace 18 años organiza el prestigioso festival de música clásicaEl chelista armenio Serguei Mesropian responde las preguntas con un atiplado sentido del humor. Es irónico, audaz y riguroso e intenta quitarle seriedad a su discurso con una pegadiza risa que coloca al final de cada frase. De cejas pobladas, gesto apacible y la templanza ... necesaria para transitar por la vida con más optimismo que otra cosa, ha sido el encargado de ponerle música a Comillas con los Caprichos Musicales.
-Es la cuarta entrevista que le hago y nunca le he preguntado por sus orígenes.
-Mis padres eran músicos y desde pequeños nos transmitieron el interés por la música a mi hermana, que es tres años mayor que yo, y a mí. Ella comenzó a tocar el violín y yo el violonchelo. Mi padre, que era contrabajista, nos llevaba de gira en verano. En aquella época vivíamos en Georgia, aunque somos armenios, y allí había una escuela de música para niños prodigios en la que ambos fuimos aceptados. Si entras ahí ya sabes que sales siendo músico. Más tarde, con 16 años, me marché a estudiar a San Petersburgo, donde me enamoré de una chica maravillosa, con la que me quedé a vivir. Después llegó la crisis de los años noventa y me vine a España.
-¿Era un niño prodigio que tocaba el chelo?
-Me gusta la música de cámara, dirijo orquestas, estudié piano y tengo mucha formación. De hecho, he dado clase a alumnos que hoy en día trabajan en las mejores orquestas. En la actualidad sigo tocando y formando grupos. Si no fuera músico no sabría cómo construir mi vida.
-Destaca su papel como docente y divulgador de la música clásica, especialmente entre la juventud.
-Ese ha sido mi trabajo principal en los últimos años. Comencé a trabajar con niños en España y he tenido buenos resultados. Algunos de mis antiguos alumnos hoy tienen casi cuarenta años y están muy bien posicionados musicalmente, tocando en orquestas importantes. Cuando alguien les pregunta que quién fue su maestro la mayoría se acuerda de mí. Otros se olvidan, pero es la vida.
-¿En parte es mérito suyo que triunfen sus alumnos?
-Para crear un gran músico hacen falta tres cosas: talento, un buen profesor y buenos padres. La música tiene una parte científica y otra más 'deportiva', por eso es necesario entrenar. Formar a las personas lleva mucho trabajo y obligar a un niño a estudiar tres o cuatro horas todos los días es complicado, y más ahora con todas las distracciones que existen. Al cabo de los años, cuando son más mayores, sí disfrutan con la música.
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-¿Qué lugar ocupa la música clásica en la sociedad actual, copada por la inmediatez?
-Siempre hay trabajo por hacer, pero la situación está mejorando bastante, porque aparecen cada vez más jóvenes con talento y buena formación. La parte negativa es que muchos de ellos al final terminan en el extranjero, donde tienen más posibilidades.
-¿Se le otorga mayor importancia a la música clásica en otros países europeos que en España?
-En España no existe esa tradición, aunque como he dicho la cosa está mejorando en este sentido. Amo España y a los españoles y aquí he encontrado mi hogar y soy feliz. Y ya digo que vamos por buen camino.
-Cuándo vemos un concierto de música clásica en España, ¿estamos más pendientes de la emoción que de la ejecución, a diferencia de lo que sucede en otros lugares?
-Aquí al público le gusta un poco el show. Para poder disfrutar es necesario entender; lo otro es pura diversión. Es algo a tener en cuenta a la hora de organizar los festivales de verano, ya que no todo el público está preparado. Por eso buscamos compositores que lleguen al público de una forma rápida. Si asistes a una ópera de cinco horas de duración y no la entiendes, te vas a dormir.
-¿Cómo es el público de los Caprichos Musicales? ¿Se duerme?
-Muy bueno. El público de Comillas ya está educado, porque tenemos más de 18 años -de festival- y somos mayores de edad. Hay una gran diferencia de cuando empezamos a ahora. Por ejemplo, antes la gente aplaudía entre movimientos y ahora ya no. Con el tiempo han ido adquiriendo una formación musical básica. Es un placer cuando estás sobre el escenario y sabes que el público te entiende, te valora y te responde.
-Con la pandemia se han restringido notablemente los aforos. ¿Cómo ha afectado esto a los conciertos?
-Muy mal. La pandemia ha destrozado la música clásica, porque se han cerrado muchos auditorios y cuando la gente lo pasa tan mal concibe la música como un lujo, porque cuesta dinero. Es una mala tendencia que espero mejore. En este sentido estoy muy agradecido a Comillas, ya que el verano pasado, cuando todo se estaba anulando por el covid, nosotros logramos celebrar los Caprichos Musicales. En ese sentido somos héroes. Y este verano volvemos de nuevo con muchas sorpresas.
-¿Qué es para usted Comillas?
-Es mi patria. Hace 18 años que organizo el festival y llevo 25 visitándolo. Una vida. Le hemos puesto la banda sonora.
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