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El Monte Corona es especial por el sonido que produce el aleteo de sus hojas con el viento, el murmullo del Cantábrico al otro lado de la colina y las olas, que a veces levantan el vuelo; la frondosidad milenaria de sus robles o la versatilidad de sus tonos marrones. Es un monte con su propia personalidad, diferente de cualquier otro y exactamente igual en algunos aspectos. Pero fue el primero de Cantabria sobre el que se estableció un ordenamiento para regular sus usos en el año 1901. El pulmón verde de la zona Occidental de Cantabria es un referente, que también está siendo potenciado desde el punto de vista recreativo y cultural, especialmente ahora con el incremento de actividades al aire libre como consecuencia de la pandemia de covid.
Este Monte de Utilidad Pública pertenece a los ayuntamientos de Comillas, Udías y Cabezón de la Sal, así como a las juntas vecinales de Lamadrid, El Tejo, Treceño, Caviedes (en Valdáliga) y Ruiseñada (también en Comillas). A la vez, es gestionado por la Dirección General de Biodiversidad del Gobierno de Cantabria. En total, 2.400 hectáreas de terreno. 2.100 arboladas y el resto de cultivo pratense.
Cada año, la Dirección General elabora un Plan de Aprovechamiento en el que se regulan los usos que se le dan al monte en lo relativo a la obtención de la madera, el aspecto recreativo y la caza. Es la versión actualizada de lo que se hacía hace cien años, cuando por primera vez se planteó cómo obtener beneficios del monte y continuar garantizando su supervivencia. «El inventario de 1900 menciona un bosque de robles y hayas sometido a frecuentes cortas y sin apenas regeneración, a causa del libre pastoreo de más de dos mil cabezas y las frecuentes cortas de leña requeridas por los pueblos». Severiano Arenal es el agente jefe de montes de la comarca trece. Corona es su despacho de trabajo. Llega a la cita con una mascarilla de tonos militares, afable y dispuesto, como siempre, con un cuadernillo sobre el monte que hace años editó el Gobierno de Cantabria. Es ahí donde aparece el dato del año 1900. «Que lleve tantos años ordenado es una de sus grandes ventajas», desarrolla Arenal. El sistema de aprovechamiento de la madera es complicado, «como resumir una vida entera en dos líneas». Con la historia y el funcionamiento del monte podría llenarse una enciclopedia. Con la ordenación del monte, «se regula en qué terrenos se puede realizar la corta de pino, roble y eucalipto para aprovechar la madera».
«El 85% de lo que se obtenga de cualquier aprovechamiento va a parar a la entidad propietaria (juntas vecinales o ayuntamientos) y el 15% al fondo de mejoras de la Dirección General -dinero que posteriormente se invierte en efectuar trabajos en el propio monte-», informa Arenal. Los agentes de montes son los encargados de medir y valorar en qué áreas y qué árboles pueden ser cortados. Después, los propietarios los sacan a subasta y las empresas madereras ofrecen el precio que consideren, siempre sobre la tasación de base.
2.400hectáreas de terreno en total que pertenecen a ayuntamientos y juntas vecinales
1901es el año en que se estableció el primer ordenamiento sobre el Monte Corona
85%de lo que se obtenga de cualquier aprovechamiento va a parar a los propietarios
¿Qué pasa si las juntas vecinales o los ayuntamientos cortan de más? Según Arenal, «esto es algo que no suele suceder». Dentro de las zonas de uso forestal, «hay parcelas que son de producción (pino y eucalipto) y productoras (robe, haya, etc)», explica. «En estas últimas no se suelen plantar pinos y eucaliptos». El agente jefe de montes de la comarca defiende que los robles necesitan la protección del eucaliptal, por lo que no entiende su «mala fama». En cuanto a la caza, «tanto Udías, como Valdáliga y Comillas tienen cotos regulados por planes técnicos». Los intereses de los cazadores a veces entran en contradicción con los de los senderistas, y al revés. Zonas de cazadores en las que entran los caminantes y espacios para estos no respetados por los cazadores. «Es algo que sucede en todos los montes y hasta que no haya un accidente no se tomarán medidas», advierte.
Además de que se trata de uno de los montes con más hectáreas productoras de España, el innegable atractivo de Corona como espacio natural destaca ahora más que nunca. «Comillas, Cabezón y Valdáliga cuentan con una red de senderos que cada vez se está poniendo más en valor». Desde la Dirección General de Biodiversidad llevan años trabajando para potenciar este aspecto del monte con la creación de áreas recreativas o la señalización de rutas. No hay que olvidar que parte del Parque Natural de Oyambre está dentro del Monte Corona y, por supuesto, el archiconocido bosque de las secuoyas de Cabezón de la Sal. El objetivo del Gobierno de Cantabria es continuar promocionando el monte. Compatibilizar su uso recreativo con el aprovechamiento de la madera que se viene realizando desde hace cientos de años es responsabilidad de todos.
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Mikel Labastida y Leticia Aróstegui (diseño)
Óscar Beltrán de Otálora y Gonzalo de las Heras
José A. González y Álex Sánchez
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