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De la Fiat Ducato, que tenía 15 años, no se ha podido rescatar casi nada. Apareció calcinada en la mañana de este viernes en el ... aparcamiento del parque infantil de la Robleda, en Puente San Miguel. «Parece que han sido tres personas, según me han contado los vecinos que los vieron. Han debido utilizarla para robar y luego se han deshecho de ella», apunta Luis Moro, el propietario. Es el desenlace de un susto que comenzó horas antes, cuando el vehículo desapareció en Comillas en la madrugada del viernes; que tuvo su continuación cuando los ladrones lo utilizaron inmediatamente después para atracar un bar de Cabezón de la Sal y que terminó con el vehículo calcinado en la capital de Reocín. «Parece que sabían lo que hacían porque lo tenían bien calculado», revela Moro, que está a la espera de que la Guardia Civil pueda capturar a los responsables.
Todo comenzó a la una y media de la madrugada de este viernes. Luis es pescador y también propietario del bar Atalaya, en Comillas. «Fui con mi mujer en la furgoneta a abrir el local y cuando salimos a la una y media de la madrugada, no estaba. También se llevaron una caravana que estaba aparcada al lado», relata Moro, que en un inicio no pensó en el robo. «Imaginé que el dueño de la caravana se la había llevado y que mi furgoneta... no sé, que mi hijo la había cogido». No hubo sospechas hasta que a las tres y media de la tarde, cuando se disponía a zarpar con su pesquero 'Nuevo Playa Luaña', recibió una llamada de la Guardia Civil. «Me preguntaron que si me han robado la furgoneta y les dije que por qué me decían eso». Le respondieron que su vehículo había aparecido calcinado en un parque, a unos cuantos kilómetros.
Luis Moro
Víctima del robo
Un golpe bien planeado
El periplo de los ladrones comenzó en Comillas a primera hora de la madrugada y terminó en Puente San Miguel al amanecer, pero por el camino dieron el golpe que habían planeado en Cabezón de la Sal. A las seis de la mañana, la hora en que todos los día Jorge González abre su negocio, el bar Gades, los delincuentes ya habían hecho su trabajo. «El cristal de la entrada estaba roto y la maza con la que lo habían reventado estaba posada al lado». «Fue muy desagradable, llegar a trabajar y encontrarte con eso». Se llevaron el cajón de autocobro, el único lugar donde queda algo de dinero cuando cierra el local. «Lo sabían. Esto estaba muy preparado», lamenta González. Apenas tardaron más de un minuto en entrar, coger el cajón y darse a la fuga.
Jorge González
Propietario del negocio
La Guardia Civil está investigando lo sucedido y también busca la caravana sustraída, aún desaparecida. El robo de cajones de autocobro –donde se introduce el dinero y se devuelve automáticamente el cambio– está proliferando en negocios de toda Cantabria.
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