
San Roque renace en Celis
Escenas de estío ·
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Escenas de estío ·
La mujeres de este pueblo de Rionansa son las que mantienen una fiesta que recuperaron ellas mismas hace dos décadas para los vecinos y a la que ahora acuden de todo el municipiosamira hidalgo y alexander aguilera
Rionansa
Miércoles, 23 de agosto 2017, 07:34
Hace 23 años, de una charla entre vecinas del pueblo de Celis surgió la idea de hacer revivir la celebración de San Roque, una ... fiesta más de tantas otras que se habían perdido en los pueblos a lo largo del tiempo. Fue este santo el elegido, por ser el patrón de la pequeña localidad, ubicada en el municipio de Rionansa. Así es como cuajó una fiesta familiar que se celebra el sábado siguiente al 16 de agosto, festividad de San Roque, destinada a personas de todas las edades que quieran pasar un rato de convivencia entre pueblos.
Fue cerca de la casa de Mari Pérez de Celis donde se gestó la idea: «Empezó de la manera más tonta. Hablábamos de cómo se estaban perdiendo las cosas en los pueblos, de que la juventud se va fuera y entonces no hay nadie que mueva las cosas», relata Mari, quien recuerda que con decisión manifestó: «¡Pues lo que no mueven los jóvenes, lo moveremos los mayores!». Esta vecina cuenta que hace cincuenta años había unas fiestas «realmente bonitas» y que se han ido perdiendo «por desidia o porque la gente se ha ido haciendo mayor».
De este modo, antes de salvar San Roque, el pueblo se quedó únicamente con la fiesta de San Pedro. «El primer año fue de prueba y a la gente le gustó tanto que decidimos continuar. Preguntamos a los muchachos si preparaban una barbacoa y ha evolucionado de tal manera que ahora viene un mogollón de gente», explica Mari.
A media mañana en la iglesia se celebra la misa y aprovechan la circunstancia para homenajear a alguien querido por el pueblo, como este año lo fue Estrella González, 'la gallega', que está a punto de cumplir 100 años, y como Ferino Fraile, que todos los años aporta bebidas y alimentos para la celebración desde hace muchos años. Además, cada tres años hacen un homenaje también a los mayores de 90 años, celebrando una misa solemne para ellos.
En cuanto a la comida popular, las organizadoras piden por los pueblos y con ese dinero compran la carne para la barbacoa, la bebida e ingredientes para el amplio surtido de pinchos. En la Cuadrona de Bando está María Cruz Alonso, que lleva, junto a las demás cocineras, desde las siete de la mañana en pie repartiendo la comida: «A parte de pedir, que la gente da muy bien, el que quiera puede traer tortillas, empanadas y canapés. En la Cuadrona reunimos toda la comida y la repartimos en platos que luego bajamos en unas tablas hasta el parque para servirla en las mesas». explica.
Esta mujer, que es de Lamasón, pero que lleva más de cincuenta años viviendo en Celis, cuenta que tras degustar los canapés, bocaditos, tortillas y demás, se enciende una plancha para cocinar la carne, a lo que le sigue té con orujo. «Todo comenzó con unas tortillas después de misa y la fiesta fue creciendo y creciendo hasta que ¡mira todo lo que hemos revuelto!», exclama María Cruz. «Es un orgullo para nosotros haber recuperado esta fiesta y que participe tanta gente», cuenta Magdalena Pérez, otras de las cocineras implicadas en esta celebración.
Al parque 'La huertona' acaba de llegar Maripaz Guerra, que, aunque es nacida en Bielva, se crió en Celis. «A toda la gente le gusta, está muy animado», comenta Maripaz y añade: «Las que lo organizan hacen todo lo que pueden y lo hacen muy bien. Es algo de agradecer».
Cuando se termina el turno de los pinchos y de los canapés, le toca a la plancha. Con su delantal está colaborando, como todos los años, Sergio Varela, natural de Celis. «Fueron las mujeres quienes tuvieron la iniciativa de reavivar la fiesta y hacer parrillada y nosotros estamos encantados de colaborar», cuenta Sergio, quien confiesa que echa de menos que en los primeros años de la fiesta había «más folclore y que la gente se arrancaba a cantar». Este vecino ha estado trabajando la noche anterior hasta las siete de la mañana, ha dormido un par de horas y está preparado para cocinar lomo, chorizo criollo, panceta y pollo.
«La fiesta ha ido a más. Viene gente de veraneo y de otros pueblos como Celucos, Riclones, Puentenansa y Cosío y puede venir quien quiera porque es un día para reunirse todos». Sergio pone en valor esta fiesta que «tanta ilusión hace a la gente mayor», y añade: «Los mayores no salen mucho del pueblo y esto lo tienen a la puerta de casa». Precisamente por la comodidad, la comida se disfruta en 'La huertona', en vez de en la plaza de la iglesia, como antes. El parque ofrece más amplitud, los presentes se pueden sentar y hay árboles que dan sombra.
En la plaza de la iglesia se ubica el bar de la comisión. Uno de sus camareros es Emilio González, «de Celis de toda la vida», afirma. «Vivimos la fiesta como algo nuestro, del pueblo, más que la de San Pedro. Es una fiesta diferente porque es muy familiar y hay que cuidar las costumbres, porque si no los pueblos desaparecemos», indica Emilio agradecido de que venga gente de fuera.
Es en esa plaza donde se continúa la celebración. Para que los asistentes no se dispersen, a eso de las seis de la tarde parte del pueblo y bastantes foráneos participan en los juegos infantiles tradicionales, con grupos para todas las edades. El juego del pañuelito, tirar de la cuerda o la carrera de sacos provocan las risas de los más mayores que divisan todas las jugadas desde la zona del muro.
Actualmente es una fiesta en la que tienen cabida todas las edades, pero esto es algo que ha cambiado en el tiempo. Yanet Tirador desciende de Celis y cuenta que San Roque empezó a celebrarlo la gente más mayor del pueblo, mientras la fiesta de San Pedro tenía un público más joven. Sin embargo, poco a poco se fue abriendo a todos los públicos: «Empezó siendo una reunión de vecinos para comer todos juntos y acabo haciéndose más grande. De sólo traer tortillas, a pinchos y hasta barbacoa. Es un día de convivencia y de juntarnos todos porque muchos venimos sólo los fines de semana. Esperemos que siga durando porque es una fiesta que se disfruta mucho».
El pueblo de Celis y los que allí se presenten pueden también cenar, ya que a la noche se reparten los pinchos que sobraron y se vuelve a hacer otra barbacoa. Desde Cosío acude Pedro González, quien apuesta por mantener las tradiciones de las fiestas. «Quienes las mantienen son gente de cincuenta años para arriba, pero hay que ver cómo se puede hacer para que la juventud se implique y tome el relevo. Antes, a los doce años se implicaban en la organización de la fiesta, pero ahora no es así y es algo necesario», explica Pedro, añadiendo que es importante fomentar un clima de «buen rollo» ente pueblos.
Y después, a bailar a ritmo del cantante y de la orquesta móvil que toque. Eso sí, pendientes del número que tengan en sus papeletas porque se rifa un jamón. A media noche se reparte chocolate con corbatas y pastas, algo que se agradece para continuar con energía en la verbena hasta que el cuerpo aguante.
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