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VICENTE CORTABITARTE
Herrerias
Viernes, 25 de diciembre 2020, 08:28
Una hembra de 78 centímetros y 4,42 kilos ha sido el primer salmón que después de casi siete décadas ha logrado superar la barrera que hasta el momento ha supuesto la presa de Palombera desde su construcción en el año 1953 en el ... río Nansa, aunque en este caso no ha podido remontarlo para cubrir su ciclo vital, ya que ha sido capturada y trasladada al Centro Ictiológico de Arredondo, para repoblar el río próximo año.
Este acontecimiento, que supone revertir la situación que ha venido sufriendo el que hasta mediados del pasado siglo estaba considerado como uno de los mejores ríos salmoneros del norte, ha sido posible gracias a la entrada en funcionamiento de un ascensor fluvial que a partir de ahora facilita el desarrollo, la permanencia y la migración de los salmones y del resto de especies piscícolas en el río Nansa.
Esta actuación, en la que Acciona, propietaria desde el año 2010 de las centrales hidroeléctricas de la cuenca del Nansa, viene trabajando desde mediados del pasado año, ha supuesto una inversión que ronda los dos millones de euros, con la que se completa otra serie de actuaciones ambientales que ha desarrollado a lo largo de estos años, con el objetivo de mejorar el ecosistema del Nansa y conocer más detalladamente su régimen fluvial, proyecto que en su conjunto ha supuesto una inversión de tres millones de euros.
El ascensor, que lleva operativo en periodo de prueba un mes, es la tercera instalación de este tipo en ríos españoles, cuyos únicos antecedentes se encuentran en Teverga (Asturias) y en el río Bidasoa (Navarra). En este mes de seguimiento se han contabilizado un total de 108 salmones y más de 500 truchas que han utilizado el ascensor para poder superar los hasta hace poco infranqueables 20 metros de desnivel de la presa de Palombera. Datos que, a juicio de Alicia Lizarraga, gerente de Medio Ambiente Natural de Acciona, «han resultado muy satisfactorios, muy por encima de lo esperado».
Toda esa información se conoce al más mínimo detalle porque la instalación cuenta con cámaras que permiten un exhaustivo control de la actividad, información con la que Acciona va a realizar en los tres próximos años un seguimiento ambiental para verificar la eficacia de todo el proceso que se ha puesto en marcha.
A partir de ahora, los salmones se encontrarán en la base de la presa con una serie de pequeñas balsas artificiales llamadas artesas, dotadas de un vertido continuo de caudal de agua que hace de efecto llamada para atraer a los peces hasta una cabina metálica, sumergida en el agua, que es elevada mediante un cabrestante que la hace deslizarse por unos raíles adheridos al paramento de la presa hasta su coronación. En este punto, a través de un sistema de canaletas, se deposita a los peces en el embalse de Palombera. La frecuencia de la subida automática de la cesta se programa teniendo en cuenta el índice de paso de ejemplares y las distintas épocas del ciclo vital del salmón. En la actualidad como es un momento importante en ese proceso, el ascensor está funcionando cada dos horas.
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