San Vicente recibe con honores a Carlos V

Los barquereños y numerosos turistas recibieron con júbilo este domingo la visita del monarca Carlos V y su séquito real. Una escena de recreación histórica que se repite 507 años después de su llegada a la villa, tras su azaroso primer viaje a España desde Flandes.

Como sucedió en aquella ocasión, y quedó reflejado en la historia por su cronista Laurent Vital, los barquereños le volvieron a dar un extraordinario recibimiento, en el que el joven príncipe, el monarca –junto a su hermana Leonor– recorrió los lugares más emblemáticos de la villa con un séquito de unas 250 personas, ataviadas en su mayor parte con elegantes trajes, pero también por el pueblo llano, especialmente representado por un llamativo y divertido grupo de pescadoras barquereñas.

La mayor parte de los colectivos culturales o sociales de San Vicente y vecinos en general, junto a otras agrupaciones procedentes de Laredo, Pimiango y Cartes, coordinados por la compañía de teatro La Chalana, se volcaron ayer domingo con esta celebración que, año tras año, se va consolidando en el calendario de eventos del municipio.

Entre los figurantes de esta recreación histórica, estuvo la mayor parte de la Corporación municipal, con la propia alcaldesa, Charo Urquiza, a la cabeza en el papel de Leonor, la hermana de Carlos V. También se sumó el secretario general de los socialistas de Cantabria, Pablo Zuloaga, junto al diputado Jorge Gutiérrez.

Tras el recorrido por las principales calles de la villa marinera, el séquito se dirigió hasta el Convento de San Luis, que fue su morada durante 13 días. Un lugar emblemático que ayer descubrieron muchos vecinos, ya que el espacio ha permanecido cerrado años hasta hace unos meses que se puede visitar. Allí, en sus jardines, tuvo lugar la recreación de varias escenas junto a los bailes de los picayos de la Revilla.

En la plaza Mayor del Fuero, el mismo lugar en el que en el año 1517 se le ofreció una corrida de toros, se recibió oficialmente al monarca para terminar agasajándole. La comida, como no podía ser de otra manera fue el plato tradicional barquereño, el sorropotún

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