Un siglo de voz y bailes en Cabezón

Continuarían actuando por los distintos puntos de la geografía española hasta 1944, cuando el grupo de baile y el coro se disgregaron para convertirse en lo que son hoy, el grupo de danzas Virgen del Campo y la Coral Voces Cántabras, la voz y el baile que conforman la identidad de Cabezón. Dos agrupaciones «que tienen un origen común y que han continuado siguiendo caminos paralelos», como señala el presidente de la coral, José Hernández-Úrculo. Ambas formaciones actuarán en conjunto en algunos de los actos programados para conmemorar este aniversario tan especial. Porque lo es -especial-. Al menos así lo cree Gabriel Portugal, que lleva en el grupo de danzas desde 1962 y lo explica como quien logra ocupar el último asiento libre. «Empecé con nueve años», insiste. «Toda la vida, llevo toda la vida». Se lo repite a sí mismo. «El grupo de danzas es lo mejor que me ha pasado en esta vida, aparte de mi mujer, mis hijos y mis nietos. Es todo».

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Es además una costumbre que se transmite de generación en generación. «Yo lo llevo en mis raíces», expone Luz Lamo, otra componente histórica del grupo folclórico. «Mis padres y mis tíos bailaban, mi hermano y mis primos, mis amigos... Todo mi entorno». Cuando empezó «casi ni andaba», recuerda ahora, con 36 años. Dice Luz que tras unos tiempos oscuros «ahora hay relevo generacional». Una buena noticia que comparte Úrculo, de la coral. El año pasado, la agrupación de coralistas realizó una jornada de puertas abiertas para invitar a las personas a apuntarse al coro. La iniciativa dio tan buen resultado que ahora hay «diez componentes más». Siete mujeres y tres hombres. Hacía mucho que no se apuntaba tanta gente de un golpe. El año cien empieza con buen pie.