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La senadora del Partido Socialista (PSOE) Isabel Fernández abandona la primera línea de la política. Fernández, que informó de su decisión a los suyos en la asamblea celebrada este sábado en Cabezón de la Sal, seguirá en la agrupación local «para tirar de las siglas», ... pero «sin aspirar a cargos electos». La socialista vuelve a casa después de dos décadas «al servicio de los ciudadanos». Empezó como concejal en el Consistorio cabezonense y ha ido ascendiendo hasta sentarse en el Senado, un camino por el que ha transitado ocupando varios cargos en las escaleras del socialismo. Fernández conoce las dimensiones del campo de juego y ha tenido que aprender las estrategias con las que encajar el gol de la victoria. Aunque a veces falle la puntería. Con todo, se marcha del podio tranquila, «y me quedo con lo mucho que he aprendido del trato con las personas y los colectivos». Y una «cosa importante», recuerda, «siempre he pensado que la política era una etapa de mi vida con un final y he decidido ponerlo ahora». «Hay que dar paso a otras personas», ha dicho.
Es difícil saber cuándo llega el final. En política sobre todo. El de Fernández coincide con el descalabro del PSOE en las últimas elecciones, pero hay quien dice que ella tenía pensado retirarse antes de la cita electoral. No sería de extrañar, porque es de las que luchan los votos. Como política, la de Casar de Periedo tiene fama de dura. Cuando está seria resulta muy seria, casi estricta. Si sonríe lo hace de verdad. Tiene sesenta años y dos hijas. De profesión, maestra. Es de esas personas que se meten en la política a pesar de que nunca han tenido intención de dar el salto a la política, pero que luego lo dan. «Me insistieron mucho», admite. Era el año 2002. Acababa de recuperarse de un cáncer de mama y le dijeron «que podía hacer más por los vecinos desde la política que desde la asociación». Fue el año que en Cabezón «ya se preveía un cambio de siglas».
Entró al Consistorio como concejala del PSOE en la oposición y vocal en la Junta Vecinal de Casar. Gobernaban el PP y el PRC. En 2007 ya era la secretaria general y candidata en el Ayuntamiento. Fue cuando realmente se produjo el cambio en Cabezón y gobernó un tripartito de izquierdas formado por el PSOE, PRC y Progresistas. En 2011 volvió el PP al sillón consistorial y en 2015 Fernández pactó con el regionalista Víctor Manuel Reinoso para gobernar dos años cada uno. En 2017 pasó a dirigir la Dirección General de Innovación y Centros Educativos del Gobierno de Cantabria y de ahí al Senado. «Ser senadora ha sido una experiencia fabulosa, una oportunidad y un privilegio, pero me gusta más la política de gestión que la parlamentaria», admite.
Fernández valora a sus compañeros de agrupación y sabe que la lealtad es lo más importante en política. «Son los primeros que tenían que saberlo, porque de ahí salí y gracias a ellos he llegado hasta aquí». Seguirá colaborando y siendo socialista, pero desde otra posición, más en las filas del medio tirando hacia atrás. Con varios kilos menos de responsabilidad en la mochila, donde meterá sus libros y apuntes para seguir siendo maestra en el colegio de Ruiloba.
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