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VICENTE CORTABITARTE
CADES.
Jueves, 18 de julio 2019, 07:25
Francisco Linares es uno de esos alcaldes carismáticos con que cuenta Cantabria como lo evidencia que llegó como concejal al Ayuntamiento de Herrerías con las primeras elecciones democráticas en el año 1979, resultado elegido alcalde cuatro años después con mayoría absoluta como independiente por ... el PSOE, apoyo que ha mantenido intacto hasta la actualidad en las filas del PRC, por lo que terminará este mandado con 40 años al frente del consistorio, manteniendo intacta su ilusión por seguir acometiendo nuevos proyectos para romper el abandono de la población que sufre todo el valle del Nansa. Guarda de pesca y después de montes, está convencido de que es precisamente el privilegiado entorno natural en el que trabajó el que puede romper esa dinámica que es el principal problema que padece.
-Parece usted el eterno alcalde de Herrerías.
-Puede que se dé esa imagen por el tiempo que llevo, pero procuro no serlo ni parecerlo porque sigo siendo un alcalde que trabajo con la misma ilusión con la que llegué, siempre muy agradecido a los vecinos a los que me debo. A cada legislatura llego con nuevos proyectos e ideas, siempre caminando con el tiempo. No soy un alcalde que acude al Ayuntamiento a firmar papeles y después se va para casa, además quiero destacar que cuento con un equipo de concejales que me apoyan mucho y trabajan duro.
-Parece difícil no caer en la rutina cuando se lleva tanto tiempo.
-Si lo sintiese como una rutina te aseguro que no lo haría. Siento ilusión y compromiso por lo que hago. En el Ayuntamiento cada día hay cosas nuevas por lo que hay que adaptarse a los tiempos y a las nuevas necesidades y preocupaciones de la gente que es lo importante.
-¿Cuáles son esas nuevas ilusiones o proyectos para la actual legislatura?
-De las cosas que realmente me ilusionan es el crear el museo del ámbar en el pueblo de Rábago para poner en valor ese importante yacimiento que se encuentra en esa zona junto a la cueva del Soplao, así como culminar la construcción del albergue de peregrinos para potenciar el Camino Lebaniego, e incluso el construir una nueva vivienda rural para sumar a la que ya tenemos que es algo pionero y muy importante para que las personas mayores puedan permanecer en su municipio y no sufrir el desarraigo de tener que ir a una residencia. El Ayuntamiento es como una casa, siempre hay algo que hacer, nunca está todo hecho.
-¿Recuerda cuál era el principal reto que se planteó la primera vez que salió elegido en el año 1983?
-Aunque parezca mentira, en aquellos momentos era un reto llegar a ser alcalde por el PSOE, como lo fui aunque era independiente. Fui el único alcalde socialista que había entre Reocín y Asturias, hoy parece mentira pero en aquella época no estaba bien visto por mucha gente. En aquellos momentos me sentí apoyado por casi toda la juventud. A partir de entonces todo ha sido mucho más fácil.
-¿De qué actuación es de la que se siente más satisfecho de toda esta larga etapa de alcalde?
-En aquellos primeros años teníamos muchos problemas y graves carencias como la del suministro del agua y logramos contar con uno de los mejores planes de agua y también de saneamiento. También quiero destacar el haber ganado el Premio Nacional de Obras Comunitarias, con lo que conseguimos algo realmente muy bonito que fue involucrar a casi todos los vecinos en un proyecto de mejora común, fue muy emocionante ver como incluso las mujeres trabajaban en las obras. Fletamos dos autobuses para ir a Zaragoza a recibir el premio.
-La despoblación es el principal problema que tiene su municipio, como la mayoría de las zonas rurales, incluso aquí más acentuado. ¿Qué se debería de hacer para revertir esta situación?
-Es un problema muy serio que efectivamente aquí en el Nansa es tremendo. Desde que soy alcalde, Herrerías prácticamente ha perdido la mitad de la población. Es catastrófico. Soy de los que pienso que individualmente poco se puede hacer, hay que poner en marcha un verdadero proyecto de comarca. Pensar en una solución milagrosa como que llegue una importante empresa es soñar, pienso que la solución está en lo que tenemos, la propia naturaleza, los recursos que tenemos. Es absurdo gastarse tanto dinero en apagar incendios cuando lo que la administración debería de hacer es invertir dinero en la limpieza de montes, en la mejora de los pastizales, eso generaría puestos de trabajo, crearía riqueza y haríamos más atractivo el territorio. Ahora estamos como un barco a la deriva por eso tenemos que ponernos todos a remar juntos y en la misma dirección.
-Aunque se intenta poner en marcha ayudas parece muy complicado retener a los pocos jóvenes que quedan y mucho menos atraer a los que se han ido.
-Sin duda que no es nada fácil. La situación a la que hemos llegado se ha tratado de paliar con una serie de ayudas que y yo creo que no ha sido bueno porque ha creado un cierto conformismo y comodidad. Hay que romper esa dinámica.
-Herrerías, y el valle del Nansa en general, sigue sin lograr retener y sacar más provecho a los miles de visitantes que acuden a la cueva de El Soplao. ¿Qué habría que hacer?
-En el Soplao tenemos una mina, y no es el único recurso valioso que tenemos, contamos con conjuntos históricos, como los de Tudanca o Carmona, otras cuevas como la de Chufín, un entorno natural y paisaje únicos, pero ciertamente no logramos ponerlo en valor para dinamizar la comarca y variar con ello la tendencia negativa que padecemos. Realmente no tenemos servicios suficientes, yo creo que necesitamos poner en marcha un ambicioso Plan de Dinamización Turística que será una de mis demandas. También creo que sería muy bueno el contar con una carretera que nos comunique con Liébana a través del valle de Bedoya de la que ya existe un estudio.
-Para un municipio pequeño como el suyo, la Mancomunidad del Nansa que usted ha presidido hasta ahora parece fundamental. ¿Se le está sacando todo el rendimiento que debería?
-Desde luego que no, a través de la Mancomunidad se pueden hacer muchas mas cosas, luchar por proyectos ambiciosos como los que he señalado. Estamos a apenas 15 minutos de un centro turístico importante como es San Vicente, contamos con una extraordinarias carreteras que tristemente tenemos que decir que desde que se han hecho han favorecido el que la gente se vaya. Ahora gracias a esas buenas carreteras los que trabajan aquí viven fuera. Tenemos que lograr lo contrario, hacer que la gente que trabaja fuera quiera vivir aquí.
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