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Los terneros a los que su propietario, Arturo Nebreda, encontró muertos este pasado domingo en una cuadra de Bielva (Herrerías) presentan pinchazos en la yugular y fueron envenenados. El ganadero conoció esta información tras la necropsia practicada ayer a cuatro de los animales por el ... perito de Agroseguro, que barajó, por tanto, según explicó Nebreda, «que se les hubiera administrado alguna inyección intravenosa con algún tipo de raticida o herbicida».
En total fueron once los terneros que fallecieron, mientras que en otro establo anexo se localizó otro jato que presentaba «ceguera atagia y falta de respuesta a cualquier estímulo y una hembra asintomática», según detalló el veterinario ayer en el informe enviado a la Consejería. En dicho documento se detalla que «los cadáveres se encontraban enormemente hinchados y en buen estado de carne, y como único síntoma común presentaban restos de sangre en los orificios nasales, en la boca y en el recto».
Entre los familiares y amigos que acudieron durante la jornada de ayer al lugar del suceso para ayudar en la retirada de los cadáveres, llamó la atención la posición en la que se encontraban los terneros. La mayoría de ellos estaban tirados hacia su izquierda con las patas rígidas, lo que les hizo pensar que su muerte se produjo de forma fulminante. Los presentes también se cuestionaron sobre la autoría de los hechos y plantearon que podrían haber sido cometidos por más de una persona, pues, según su experiencia, en estos casos los animales habrían opuesto la suficiente resistencia como para no caer de una forma tan ordenada.
Mientras se analiza exactamente qué sustancia fue la que provocó el envenenamiento, el perito aconsejó analizar también el pienso con el que se estaba cebando a los terneros. A su llegada, el experto ya se encontró ayer a uno de los terneros en el exterior de la estabulación, pues el veterinario que acudió el domingo junto a la Policía Judicial había practicado la primera necropsia. Se había hecho fuera para contar con mejor luz. Durante la mañana de ayer se fueron sacando de uno en uno cuatro animales más, y a todos se les practicó la necropsia para contrastar los resultados.
Si bien el camión de recogida de cadáveres, conocido popularmente como ‘camión verde’, quedó en acudir en la mañana de hoy, tras un par de llamadas se consiguió que pudiera presentarse ayer por la tarde, para evitar cualquier tipo de problema con los buitres. Poco a poco, los ganaderos fueron retirando, con la ayuda de un tractor, todos los terneros hasta un camino para que una vez apilados en la cuneta procedieran a cargarse en el vehículo.
Como consecuencia del trasiego, el ganadero afectado cambió la fecha de la cita con los Servicios Sociales del Ayuntamiento de Herrerías, y será finalmente hoy cuando acuda para que los responsables puedan barajar qué tipo de ayudas se le pueden ofrecer.
La cita estaba prevista para la mañana de ayer, lunes, antes de que tuviese lugar este nuevo hecho que acarreará a Nebreda una pérdida económica próxima a los 10.000 euros. El encuentro se había establecido como consecuencia del incendio que tuvo lugar el pasado mes de noviembre en la cuadra que tenía alquilada y en la que estabulaba a 23 reses tudancas, 17 de ellas preñadas, que se calcinaron junto a la estructura.
Solo tres semanas han separado ambas desgracias, las dos más graves que ha padecido este ganadero dentro de un cúmulo de episodios desagradables con los que se ha visto obligado a lidiar desde hace unos años, cuando empezó con la ganadería que sus tíos dejaron al jubilarse.
Pero el que hizo saltar todas las alarmas en el pueblo fue el suceso del incendio de la cuadra. Sobre el mismo, tanto el ganadero como su familia ya estaban prácticamente convencidos de que había sido provocado. Ahora, con el envenenamiento, ratifican sus sospechas.
La cuadra en cuestión, que Nebreda tenía arrendada a un vecino, carecía de electricidad y ardió al día siguiente de haber prendido a los animales, que llevaban meses en el puerto. Las pacas de hierba almacenadas en la estabulación facilitaron la propagación del fuego, al que nadie puedo hacer frente pues la localización, en la zona conocida como El Abeseu, es inaccesible para los camiones de bomberos.
Esa misma inaccesibilidad hizo que los cadáveres de los animales tuvieran que ser enterrados con cal viva en los aledaños de la cuadra, dejando de lado el protocolo, que indica que deben retirarse por medio del camión especializado.
Antes de poder enterrar los cuerpos, hubo que esperar a que la Guardia Civil concluyese su informe. Agentes especializados en incendios estructurales vinieron desde Logroño en busca de indicios.
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