

Trabajadores de la residencia de Carrejo protestan «por la situación de acoso laboral»
Cabezón de la Sal ·
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Cabezón de la Sal ·
Aseguran que se han abierto expedientes sancionadores por cometer faltas graves o muy graves que son falsasEn torno a 60 trabajadores de la Residencia de Ancianos Sagrada Familia de Carrejo, en Cabezón de al Sal, se concentraron este martes a ... la entrada del recinto para protestar «por la situación de acoso y persecución laboral que vienen sufriendo en los últimos meses». Con pancartas en las que reclamaban «no más despidos» ni «acoso laboral», y coreando mensajes como «años callados, estamos asfixiados» o «tienes que callar si quieres trabajar», los afectados llamaron la atención sobre una realidad que aseguran, les ha llevado al límite. «Diversos empleados han sido acusados de cometer faltas graves o muy graves inexistentes y se les han abierto expedientes que recogen infracciones que podrían derivar en una supuesta acusación de comisiones de delitos», explicaba ayer la secretaria general del sindicato Trabajadores Unidos (TU), Isabel Rodríguez.
La enérgica protesta, que se alargó durante dos horas bajo la lluvia, es la segunda que se lleva a cabo desde el pasado domingo. El despido el viernes de Eugenio Caso, auxiliar de enfermería, fue el detonante de las movilizaciones. «El viernes recibí un burofax en el que me comunicaban que me abrían un expediente sancionador con riesgo de despido por faltas que no he cometido», explicaba este martes visiblemente afectado. Entre otras cosas, le acusan de «no auxiliar a una señora que se cayó en el comedor y de propinarle un golpe en la frente a otra». Eugenio se había presentado como enlace sindical para encabezar las protestas. «Siempre he sido considerado un buen trabajador en este centro y ahora de repente soy muy malo».
Ana Gutiérrez lleva 31 años trabajando de auxiliar de enfermería en la residencia de Carrejo y asegura que «en los últimos siete años hemos soportado despidos, acoso, falsos testimonios...». Además, gritaba ayer por encima de los silbatos y los campanos, «la dirección de la empresa utiliza a otros compañeros, que se convierten en mercenarios y persiguen a los demás a cambio de prebendas». «Estamos reivindicando derechos que hemos perdido», decía. «Hay mucha presión y tenemos que andar de puntillas», apuntaba a su vez otra auxiliar de enfermería con un expediente abierto y quince años trabajando en la empresa. «Me han acusado de maltrato y de acosar a otros compañeros, porque se han formado bandos», relataba. «Sí, pero también hay mucha unión», decía a su lado una compañera.
En la residencia trabajan alrededor de cien empleados, que se ocupan de 148 personas mayores. La residencia de ancianos pertenece a la Fundación Pedro A. Igareda y Balbás, y es regentada por monjas. Sobre las actuaciones que llevarán a cabo, la secretaria general de TU anunció este martes que «vamos a concertar una reunión con el Ayuntamiento de Cabezón, que tendrá que pronunciarse al respecto y también con el Gobierno de Cantabria, ya que se trata de un centro concertado, por lo que hay una parte que se gestiona con el dinero de todos los cántabros». Este periódico se puso este martes en contacto con la dirección del centro, que declinó hacer valoración alguna sobre los hechos acontecidos.
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