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Pablo Crespi capta imágenes con la impronta de las pinturas al óleo. Para él, la realidad es volátil, como el agua, la fuente de la que mana su creatividad. Crespi refleja el mundo en los pliegues de este elemento de la naturaleza. Su exposición de ... fotografías se puede visitar en El Espolón de Comillas hasta finales de julio. Una veintena de imágenes que fluyen por las paredes de una de las salas del centro cultural, como un cauce armónico donde se suceden efectos ópticos y sugerentes. Todos ellos dibujados por el agua.
-¿En qué consiste su exposición?
-Se trata de una serie de imágenes en las que el agua es el elemento creador de distintas formas, texturas y colores, que me atraen por su plasticidad y belleza. Las 23 imágenes captan instantes irrepetibles de este cuerpo escurridizo y cristalino que es el agua.
-En algunas de sus imágenes el agua adquiere forma de rostro humano.
-Son las que yo llamo 'esculturaguas', aquellas en las que el agua refleja figuras mitológicas, dioses que han sido adorados. En una de las fotografías vemos el rostro de Oceánide de perfil, dios griego del agua dulce. En otra de las fotos que hice en el Retiro de Madrid vemos a Náyade -ninfa de la mitología grecolatina que vivía en los ríos-. Ninguna de las imágenes ha sido manipulada digitalmente, sino que la realidad aparece así ante mis ojos.
-¿Y siempre fotografía el agua dulce?
-Casi siempre. Mis fotografías evocan una realidad diferente de la que se ve a simple vista y sugieren cosas, desde caras, como en el caso anterior, hasta una tela de araña. Intento partir de la realidad para crear una nueva, y me muevo en el mundo de la abstracción, que es más complicado y difícil de entender para la gente. Hay personas que ven mi obra y me preguntan: ¿esto qué es exactamente? Para mí lo importante es qué representa o sugiere, no qué es en realidad.
-¿Hay intencionalidad detrás de cada fotografía?
-En la serie de las 'esculturaguas' sí que buscaba que el agua adquiriese la forma de una escultura de forma intencionada, pero hay otras que surgen sin más. En otra ocasión fotografié la arena mojada de la playa, que en la imagen parece un árbol típico de África. En este caso logro un efecto óptico como consecuencia de la incidencia de la luz sobre el agua. Con la primera fotografía que hice de la arena mojada me inspiré y creé una serie entera.
técnica
-¿Por qué esa fijación con el agua?
-Tengo muchos frentes abiertos. Hace tiempo me di cuenta de que el principio de todo lo que había hecho era siempre el agua, que era una constante en mi obra. Somos un 70% de agua y siempre he tenido claro que esa tenía que ser la base de mi trabajo.
-¿Cuándo comienza a hacer fotografías?
-Llevo toda la vida haciendo fotos, pero fue hace dos años cuando me decidí a exponer por primera vez en Madrid, en la Fundación Pons. Hasta entonces no había hecho nada parecido, aunque provengo del mundo de la imagen porque soy realizador de televisión. La fotografía ha sido siempre como un hobby.
-¿Qué fotografiaba al principio?
-Retratos y ahora sin embargo mi obra se caracteriza por la ausencia de personas. Tengo una intención estética y mi objetivo es reflejar la plasticidad del agua y las formas que es capaz de crear. Este voluble material refleja, refracta, gotea, espumea, burbujea, moldea o se condensa. En una de las fotografías el agua está sobre piedras y se produce lo que se denomina la refracción, que es cuando un rayo de luz incide en el agua y cambia su trayectoria.
-¿Cómo ha sido el proceso de seleccionar las imágenes que iba a exponer?
-Soy de gatillo fácil, que se dice, y hoy en día la fotografía digital te permite elegir con mayor facilidad. Prefiero mostrar poco bueno que mucho malo. Podría haber colgado otras 20 fotografías más pero lo bueno si breve, dos veces bueno, o eso dicen.
-¿La foto buena es la que sale a la primera?
-No, y al final te juntas con cinco mil fotografías parecidas y no sabes cuál es la adecuada. Además, no hago series de un único tema, sino que intento ofrecer algo más.
inspiración
-Está claro que lo suyo es la fotografía artística
-Obviamente sí. No trato de documentar nada y hago imágenes que son un poco atemporales. Simplemente son sugerentes. Si te fijas todos los títulos de las fotos comparten la última 'a' con la 'a' de agua: 'esculturagua', 'joyagua'... Me gusta jugar con estas cosas. La búsqueda de texturas me ha llevado a obtener este resultado y esa abstracción. Para mí la foto es un medio para conseguir un fin. Todas mis composiciones son en color porque juego con la luz que atraviesa el agua. Cuando fotografío una gota no me interesa la gota en sí, sino cómo incide la luz en esa gota de agua.
-¿Qué dice de usted esta obra?
-Yo creo que habla de lo que llevo dentro, de las ganas que tengo de ofrecer una visión distinta y de sorprender. Que sea algo que la gente no haya visto nunca antes. De hecho, veo fotografías de otras personas y procuro abstraerme, crear en base a mi propia personalidad. Trato de ser un poco original, dentro de lo complicado que resulta en el panorama actual.
-¿Qué opina sobre la 'democratización' de la fotografía?
-Me parece bien que todo el mundo tenga acceso a ella, lo que por otro lado hace que los profesionales tengamos mayor nivel de exigencia.
-¿Es necesario tener una buena cámara para captar una imagen que merezca la pena?
-Es recomendable, pero tampoco hace falta una cámara carísima. En este caso el tamaño no importa tanto.
-¿Tiene también cierta intención de manifestar la importancia del agua como un recurso escaso?
-Por supuesto, el planeta está formado por un 70% de agua.
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