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El Bosque de las Secuoyas de Cabezón de la Sal vuelve a dar que hablar este verano. Y esta vez no es solo por los miles de visitantes que pasan por este monumento natural cada día –que también– sino por los actos vandálicos que ... se están produciendo en las sendas alternativas que rodean al bosque y que preocupan a los agentes del medio natural. «Están robando los tablones de madera con los que indicamos las diferentes rutas», explica indignado Severiano Arenal, jefe de la Comarca 13. Los vándalos se han llevado siete tablas de madera donde aparece escrito el nombre de las sendas. También una señal que informaba de que está prohibido acceder con vehículos a esta zona del área natural. Lo anecdótico es que para robar la señal «han tenido que traer un taladro y desatornillarla». Sorprendente el despliegue de medios para llevarse una señal «y varias tablas de madera que no sirven para nada».
Además de desconcertado, Arenal está molesto porque «los que realizan este tipo de actos no nos están robando a nosotros, los guardas, sino a la ciudadanía en general, ya que se trata de un bien público, algo de todos», destaca. Los usuarios han roto además una de las estacas situadas al comienzo de las rutas para evitar que entren los coches, «porque hay algunos que quieren acceder con sus vehículos y es una senda peatonal». Arenal apela al «sentido común y al civismo». De otro modo, dice, «tendremos que construir un muro de hormigón para que los turismos no puedan pasar, lo que desentonaría desde el punto de vista estético».
El Ayuntamiento de Cabezón decidió habilitar seis sendas alternativas para enriquecer y alargar la visita al bosque de las secuoyas, que se ha situado como el recurso turístico estrella de la comarca. El objetivo era además «ofrecer una alternativa al visitante y evitar así el deterioro del bosque de árboles mastodónticos», que desde hace unos años comienza a notar la afluencia constante de público. El proyecto a largo plazo consiste en crear un área recreativa en torno al parque, con las antiguas loberas de Udías y otros caminos alternativos. «De esta forma, en vez de tener 2.000 personas concentradas en 500 metros cuadrados, tendríamos 2.000 personas dispersas por 50.000 metros cuadrados», sugiere el jefe de comarca. «No podemos quedarnos sin hacer nada mientras el monumento sufre el impacto de la gente», insiste.
La iniciativa implica también mejorar la seguridad vial del entorno, ya que los aparcamientos disuasorios que se han ido construyendo en los aledaños del monumento natural se vuelven insuficientes en verano. Y son necesarios más pasos de cebra.
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