Un vecino de Gandarilla sufre el segundo ataque de los lobos en dos semanas

Pero estos dos últimos episodios se unen a un primer ataque que sufrieron en la misma finca el pasado mes de junio y como consecuencia de el también perdieron otras 16 ovejas.

Como en las ocasiones anteriores en la mañana de ayer el empleado de la finca, Julio Gutiérrez, acudió para atender al rebaño y se encontró nuevamente con el dantesco espectáculo de ver las ovejas muertas y diseminadas a lo largo de la finca. De todas ellas tan solo una y solo en parte sirvió de alimento a los lobos. El resto del rebaño, las 44 que aún están con vida tras todos estos ataques, se encontraban por diferentes fincas de todo el entorno, por lo que tanto Julio Gutiérrez como el propietario, Enrique Corsini, estuvieron toda la mañana intentado reagruparlas, consiguiendo reunir a 41, manteniendo a 3 desaparecidas. «Seguramente estarán escondidas en algún matorral aterrorizadas por lo vivido durante la noche pero creemos que no están muertas por que si no las habríamos visto», aseguraba el propietario.

Durante la mañana de ayer, los guardas de la Dirección General de Conservación de la Naturaleza levantaron el correspondiente parte para cobrar la correspondiente indemnización. «En mi caso esto es una experiencia muy desagradable, pero económicamente no me veo afectado. Yo tengo las ovejas únicamente para mantener las fincas, pero no como explotación ganadera. Esto que están sufriendo muchos ganaderos tiene que resultar desolador para los que viven de ello», señalaba Enrique Corsini.

«El guarda nos ha dicho que se trata de una manada de cuatro lobos que es muy conocida en la zona. Tras el anterior ataque a las pocas horas volvieron a actuar en La Florida, Merodio y otros lugares de la zona y, en apenas dos semanas, nuevamente en mi finca. Esta misma mañana unos que estaban participando en una cacería por las estribaciones cercanas parece que los han visto», señalaba Corsini que considera «incompresible el excesivo proteccionismo que tienen en la actualidad los lobos. Por supuesto que hay que protegerlos, nadie pretende exterminarlos, pero no se les puede dejar que campen a su anchas. Así, en lugar de cazar se les está acostumbrando para que maten animales indefensos y no solo para comer como estamos viendo y si no cambia esto irá cada vez a más, lo que puede terminar siendo peligroso», indicaba.

Ahora lo que resta del rebaño lo mantiene en la misma finca, en la que han instalado un vallado metálico para intentar protegerlo hasta el próximo lunes, momento en el que trasladarán los animales a otra finca que consideran más segura, pero con el temor de que la misma manada de lobos vuelva a atacar de nuevo.

Las ocho ovejas muertas en el último ataque permanecen en un dumper tapadas con maderas para que no sirvan de comida a otros animales hasta que sean transportadas para ser incineradas, algo que tampoco entiende Enrique Corsini. «Estos animales han pasado por todos los controles por lo que podrían ser aprovechados como mínimo para alimentar a los animales de Cabárceno», sugería.