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El problema con las autocaravanas que visitan Cantabria durante la temporada estival no se reduce a un municipio, sino que se extiende a gran parte de la geografía cántabra, aunque hay zonas que cada verano lo sufren con más intensidad. Ocurre, por ejemplo, en el ... Parque Natural de Oyambre. Allí, hay actualmente más de una veintena de fincas autorizadas en las que está permitido el aparcamiento de autocaravanas hasta las 22.00 horas de la noche durante determinados meses. No obstante, a partir de ese momento se considera pernoctación y está prohibida. Una norma que no siempre se cumple. Por eso los agentes del Medio Natural se encargan de controlar el cumplimiento de dichos permisos, intervenciones que realizan de forma habitual en verano. La última fue durante la noche de este miércoles en la que registraron 675 autocaravanas pernoctando de forma ilegal en dichas fincas.
«Dentro del espacio natural protegido actuamos en una serie de fincas y la medida es con el propietario porque es quien nos solicita el aparcamiento», explica Severiano Arenal, uno de los agentes encargados del control, cuya unidad depende de la Dirección General de Biodiversidad del Gobierno de Cantabria. Ellos se encargan de «emitir un informe que deriva en un tema administrativo» y la autoridad competente «decide si es o no sancionable». En la noche del miércoles intervinieron en las fincas de más de una decena de propietarios que estaban incumpliendo la normativa vigente.
Severiano Arenal
Agente del Medio Natural
Julián González
Autocaravanas La Revilla
El agente señala que en los últimos años ha aumentado la llegada de este tipo de vehículos y parece un modelo turístico que no tiene freno. Esta situación y las pernoctaciones ilegales enfadan a quienes tienen negocios en zonas cercanas que sí están preparados y habilitados para pasar la noche. Le ocurre a Julián González con un establecimiento ubicado en La Revilla (San Vicente de la Barquera) que «está vacío», admite él. El dueño del aparcamiento explica que ya denunció a la Guardia Civil los hechos para intentar que adoptaran medidas contra un fenómeno cada vez más habitual y extendido.
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Su queja no es contra las fincas y los permisos concedidos, sino con el hecho de que el paso de las autocaravanas se extienda y terminen pasando la noche en detrimento de negocios como el suyo. «A mí me parece bien que estén en la playa y pasen allí todo el día, pero por la noche no pueden quedarse», explica. Un servicio que él ofrece. Julián cuenta con un espacio preparado con los servicios necesarios para este tipo de turistas. Sin embargo, la llegada de vehículos a su finca, ubicada a 2,5 kilómetros de la playa, es escasa a pesar de que el municipio esté lleno de estos vehículos: «Tengo hasta 50 plazas y ayer por la noche (por el miércoles) apenas tuve 11 caravanas», explica González que, insiste, es un problema con el que se topa todos los años.
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