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VICENTE CORTABITARTE
Jueves, 28 de febrero 2019, 08:09
El Ayuntamiento de San Vicente de la Barquera deberá de abonar a la empresa pública Tragsa 2.248.092 euros por el proyecto de demolición de la urbanización construida en el entorno del golf de Santa Marina, situada en la localidad de La Revilla.
Así lo ha dictado recientemente la Sala de lo Contencioso-Administrativo del Tribunal Superior de Justicia de Cantabria, que ha dado al Consistorio barquereño un plazo de un mes para hacer frente a dicho pago, plazo que sin embargo no podrá cumplir al no tener contemplado en sus presupuestos el abono de dicha cantidad, por lo que a través de un escrito le ha comunicado al Tribunal el inicio de un expediente de modificación de crédito para poder hacerlo efectivo, trámite que previsiblemente lo retrasará hasta el próximo mes de mayo.
En esta ocasión, el Tribunal en su auto le deja bien claro al alcalde que es el responsable directo del cumplimiento de esta obligación ya que, en caso contrario, «se le podrán exigir las otras consecuencias coercitivas del incumplimiento, como la imposición de multas o librar testimonio al Ministerio Fiscal por si la falta de colaboración pudiera ser calificada de desobediencia a efectos penales». Además el Tribunal también le pide el Ayuntamiento barquereño que nombre un director facultativo de la obra y un coordinador de seguridad y salud, así como trasladar al Parque Natural de Oyambre toda la documentación del proyecto para que emita el preceptivo informe favorable, pasos que también ya se han comenzado a dar, según ha informado ayer el Consistorio de San Vicente.
El necesario informe favorable por parte del órgano gestor del Parque Natural de Oyambre, así como el de otros organismos implicados, como son la Confederación Hidrográfica del Norte y la Comisión Regional de Ordenación del Territorio y Urbanismo (Crotu), obligará a retrasar el inicio de los trabajos de la demolición dictada, proceso que va en paralelo con el que viene realizando el Ayuntamiento de San Vicente para legalizar las obras ejecutadas en su momento al amparo de las normas urbanísticas aprobadas en el año 1999 que fueron posteriormente anuladas por los tribunales.
En concreto ese proceso para intentar llegar a la legalización total de esas obras ha ido dando diferentes pasos que se iniciaron con la aprobación en agosto del año 2015 del nuevo Plan General de Ordenación Urbana de San Vicente, que contempla de nuevo el suelo urbanizable de Santa Marina, aprobando en agosto del año 2017 el proyecto de urbanización ya existente. Además recientemente, en la Junta de Gobierno Local del pasado día 28 de enero, se han aprobado inicialmente los estatutos y bases de actuación para constituir la Junta de Compensación del Suelo Urbanizable de Santa Marina por parte de una entidad promotora.
El alcalde de San Vicente de la Barquera, Dionisio Luguera (PSOE), recalcó en la mañana de ayer el trabajo que viene realizando el equipo de gobierno para cumplir con los autos judiciales y seguir trabajando para legalizar unas obras, cumpliendo para ello todos los trámites y pasos necesarios, de acuerdo con los informes técnicos y jurídicos.
Luguera ha recordado que este es un proceso que viene «de muy largo» y que confía en resolverlo favorablemente, tranquilizando a los barquereños en que el abono inicial de la cantidad solicitada de los 2.248.092 euros no afectará al normal funcionamiento del Ayuntamiento, gracias a los remanentes de tesorería del consistorio desde hace ya muchos años.
La urbanización a cuya demolición debe hacer frente el Ayuntamiento de San Vicente de la Barquera es la que se construyó hace cerca de dos décadas en el entorno del actual campo de golf de Santa Marina, en el pueblo barquereño de La Revilla.
Dicha urbanización formaba parte de un ambicioso proyecto deportivo e inmobiliario que contemplaba construir, además del campo de golf diseñado por Severiano Ballesteros, una urbanización de lujo de unas 350 viviendas unifamiliares.
Sin embargo tan solo se llegaron a construir los viales con sus aceras, ya que el complejo proceso judicial al que ha estado sometido San Vicente durante décadas le llevó a que los tribunales anulasen dicho proyecto. Todo ello tuvo sus orígenes en la aprobación en el año 1988 del Parque Natural de Oyambre que contemplaba aprobar en el plazo de un año un Plan Especial que sin embargo tardó más de 10 años en llegar, tiempo en el que se aprobó una Ley estatal que señalaba que lo que debía de aprobarse era un Plan de Ordenación de los Recursos Naturales que en el caso de Oyambre no se hizo.
En el año 1999, San Vicente aprobó unas nuevas normas urbanísticas en las que se apoyó la aprobación del Plan Parcial de Santa Marina y el de la urbanización, sin embargo en el año 2001 el Tribunal Superior de Justicia de Cantabria anula nueva normativa urbanística, sentencia confirmada por el Tribunal Supremo, lo que ha provocado también las posteriores anulaciones del Plan Parcial de Santa Marina y del proyecto de urbanización que ahora se tendrá que demoler si antes no se logra acabar todo el proceso de legalización.
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