La visita al bosque de las secuoyas se amplía con seis rutas

La idea de ampliar el recorrido que discurre entre estos árboles mastodónticos que han hecho famosa a esta zona de Cantabria partió de Severiano Arenal, propietario de la empresa Quintial Obras y Servicios, que es la que se ha encargado de los trabajos. «Pensé que podría aprovecharse la diversidad de especies arbóreas que rodean al bosque de las secuoyas, realicé un proyecto, se lo presenté al Ayuntamiento y hablaron con el Gobierno de Cantabria para poder llevarlo a efecto». La señalización y creación de estas sendas se ha podido ejecutar gracias a una subvención de la Red de Espacios Naturales Protegidos de Cantabria de 30.000 euros.

El bosque en sí consta de un kilómetro y medio de recorrido, que con estas sendas se alarga a más de cinco kilómetros. Dos paneles (uno situado en la entrada principal y otro en el aparcamiento) ofrecen información al visitante sobre las diferentes alternativas para conocer la riqueza natural del enclave turístico. La senda de la tejera (1,2 kilómetros); la senda del roble (480 metros); la del castaño (590 metros); la senda del eucalipto (500 metros); la del acebo (260 metros) o la del abeto (880 metros). Media docena de rutas a las que se une la visita a las antiguas loberas de Udías o al área recreativa de 'El Mozucu'. «Un paseo de dos horas», recalca Severiano. Las rutas discurren en los aledaños del bosque y están señalizadas con diferentes colores. El aparcamiento y el área recreativa de Udías, situado al otro lado de la carretera, se comunican mediante una senda, de manera que los turistas no corren peligro a la hora de cruzar la vía, por la que hay bastante afluencia de tráfico, especialmente en época estival. Además, «hemos colocado un cartel en el que se prohibe la entrada de vehículos a motor para que quede claro que son sendas peatonales», especifica Arenal. Además de estos paneles, la Consejería del Medio Natural proyecta colocar carteles para instar a los visitantes a respetar el entorno y cuidar los árboles (algunas personas abrazan las secuoyas e incluso arrancan trozos de corteza). Una medida urgente que no se termina de llevar a cabo.