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Eugenio Heredia (a la izquierda) asiste a una de las clases. Javier Rosendo
La Yeguada de Ibio forma profesionales

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El Centro Militar de Cría Caballar de Mazcuerras lleva a cabo una escuela taller sobre doma básica en la que participan ocho alumnos y alumnas

Lucía Alcolea

Cabezón de la Sal

Viernes, 18 de octubre 2019, 19:24

Doce y media de la mañana del miércoles dos de octubre. Segundo día del mes y segunda clase que reciben los ocho alumnos (seis chicas y dos chicos) que participan en la Escuela Taller sobre doma básica que se imparte en el centro. Hace sol. ... Los caballos comen en el establo y el monitor, Dominique Gómez, les ofrece las primeras pautas a sus aprendices: «Tenemos que aproximarnos a los caballos de forma inofensiva, porque nosotros somos depredadores, y debemos cambiar la actitud y ser armoniosos, suaves y directos». Los alumnos se acercan a los animales con cautela y admiración. En un año, ya habrán adquirido la suficiente confianza de un jinete. Es el tiempo que dura la formación que reciben estos jóvenes de entre 16 y 25 años, que al finalizar el curso recibirán un Certificado de Profesionalidad. «La escuela taller ha sido subvencionada por el Servicio de Empleo Público Estatal (SEPE) y tiene como objetivo instruir a los participantes en la doma básica», explica el teniente coronel Eugenio Heredia. El aprendizaje se lleva a cabo con potros que todavía están sin desbravar. Cada alumno tiene a su disposición dos potros cerriles y un tercero domado. «Vienen del campo y todavía no saben lo que es tener el peso de un humano encima». Una vez superada esta fase, «deben aprender a dirigirlos e ir al paso, al trote y al galope». Al final, han de ser capaces de hacer un recorrido saltando obstáculos. Resumido parece algo fácil, pero no lo es. Por eso en las primeras clases Dominique y Marco Barba, otro de los monitores (son tres en total), les explican a los participantes «qué técnicas han de emplear para relacionarse con los caballos». Se basan en dos ciencias, el conductivismo y la etología. «A partir de ahí, establecemos un método de comunicación que nos va a permitir hacer todo lo que queramos con el caballo, sin violencia y por puro convencimiento».

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