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El bar Eloy, uno de los negocios de hostelería más frecuentados de Liencres –conocido además por el famoso caldo de pescado de la señora Carmen– ha cerrado por jubilación. Eloy, que se mantenía al frente del negocio familiar que levantaron sus padres allá por 1959, ... echó la persiana el pasado 1 de diciembre en una jornada que sonaba a despedida, pero que no lo era del todo. Él, tras haber llegado al final de su vida laboral, dijo adiós a sus clientes con la emoción contenida de quien se siente querido. Pero el establecimiento volverá a abrir con un nuevo modelo de negocio, un obrador que tripulará su cuñada Rosa.
El nombre del nuevo negocio, que ofrecerá productos de panadería y pastelería elaborados con calidad artesana, será DeRosa. Una manera de que la familia continúe formando parte del comercio local en este rincón de Liencres. Panadería, pastelería y el caldo de la señora Carmen, que según explicó Eloy, seguirá estando presente en el nuevo establecimiento, habida cuenta de su popularidad. Ese ha sido precisamente uno de los principales reclamos del bar Eloy que ha continuado abierto hasta hace unos días, desde que sus padres, Carmen y Eloy, decidieron instalarse aquel 13 de abril de 1959. Lo hicieron como tienda de ultramarinos y luego como bar y casa de comidas. En el establecimiento criaron prácticamente a sus tres hijos: Carmen, Eloy y Rafael, que reconocen haber permanecido vinculados al negocio desde niños. «Todos hemos estado aquí al pie del cañón», comenta el último gerente que ha tenido el negocio familiar. Y es que, cuando Eloy echa mano a los recuerdos, el resumen que hace es que «he pasado toda la vida aquí». Su hermano Rafael añade: «Lo que te enseña el bar no hay ninguna universidad que te lo proporcione».
Cuando ellos eran niños, no eran tiempos de comodidades, pero sí de muchos quehaceres y pocos remilgos. Se hacía y punto. Su hermana Carmen, bien lo sabe también. «El bar para mí es el esfuerzo de toda una vida; mucho más trabajo que cualquier otra cosa». Los tres se criaron en el bar, aprendieron del oficio y no han dejado de estar vinculados al negocio familiar.
Desmontar la barra
Por eso ahora, solo pensar en desmontar la barra encierra cierto sabor agridulce. «Se me ponen los pelos de punta», confiesa Rafael antes de dar comienzo a la obra. Es consciente de que el paso que dará su mujer, Rosa, es hacia adelante y del todo ilusionante. La familia tiene claro que el traspaso será una manera de que todos sigan vinculados a este local de Liencres. Y algunos, como el hijo de Rosa, ya adelanta lo que vendrá: «Va a oler a gloria desde el pinar de Liencres».
«Son etapas que tienes que ir cerrando. ¿Me da pena? Sí. Pero es más la alegría de que hemos llegado hasta aquí y que podemos disfrutar», comenta Carmen. Sus hermanos coinciden con ella, pero como sostiene Eloy, «estoy seguro de que Rosa tirará para adelante del negocio y que lo va a hacer muy bien». Además, estima Eloy que supondrá un paso importante para Liencres y asegura que sus padres estarían «encantados» de ver «donde hemos llegado» y de que tenga continuidad el negocio y ese «carácter de servicio» que ha demostrado la familia.
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