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La tercera sesión del juicio con jurado frente a Ángel R. C. y Rubén G. A., acusados de matar a Carlos Cubillas el 3 de ... febrero de 2024 en el apeadero de Boo de Piélagos, giró este miércoles en torno a cómo se produjo el fallecimiento de la víctima y cuál fue la causa.
Los forenses del Instituto de Medicina Legal, encargados del levantamiento del cadáver y de la posterior autopsia, han llegado a la conclusión de que Cubillas (de 21 años de edad y que tenía una estatura de 1,80 y pesaba 75 kilos) falleció por una conmoción medular al caer a las vías del tren «tras recibir un impacto de energía sobre el cuerpo que le lanzó a cierta distancia». Una consideración que coincide con el relato de los hechos que hacen dos testigos presenciales, que el pasado martes declararon que los dos acusados «arrojaron a patadas» a la vía a Carlos Cubillas.
Aunque los forenses no han podido establecer si la causa de la muerte es homicida o accidental porque «no podemos determinar la intencionalidad», lo que sí dejaron claro tras examinar el cuerpo y las «múltiples lesiones de origen contuso que presentaba» es que Cubillas, que quedó tendido en la vía a unos 95 centímetros del andén, «no se tropezó ni se lanzó». «Hay una proyección, una trayectoria, una fuerza de impacto, cuando probablemente se estaba incorporando (después de caer al andén por los golpes de los acusados, según declaran dos testigos)». De esta forma, los peritos judiciales descartaron la hipótesis de que cayera «a plomo, como un peso muerto».
Según detallaron los forenses, la víctima no tenía fracturas, ni óseas ni de ligamentos, pero sí hubo una «hiperextensión e hiperflexión» de la columna y la zona de los hombros. De hecho, la región escapular fue la primera que chocó al caer a las vías contra los tornillos que hay a ambos lados de los raíles. «No podía parar el golpe porque no tenía posibilidad de mover las manos (las tenía bloqueadas por la sudadera que tenía subida hacia arriba)», especificaron, al tiempo que señalaron que la muerte fue «rápida», «en cuestión de segundos». ¿Pudo influir la ingesta del alcohol de la víctima (1,35 gramos por litro de sangre)? Plantearon las defensas. «Pudo influir pero no es la causa de la muerte. Estaba plenamente consciente. No hay una depresión respiratoria por haber consumido ese grado de alcohol», respondieron, antes de asegurar que Cubillas recibió un golpe en la cabeza cuando cayó en el andén que «pudo dejarle aturdido».
Frente a estas conclusiones, dos forenses contratados por las defensas descartaron que Cubillas fuera arrojado a patadas por los acusados. Uno de ellos, que incidió en que la víctima tenía las «facultades psicofísicas muy afectadas», aseguró que si Cubillas hubiese recibido una patada que le habría proyectado a la vía, «tendría algún hematoma, fisura o fractura» y «no existe nada de eso». «No hay patada que mueva a una persona de 1,80 y 75 kilos. Es imposible. Los acusados no tienen fuerza suficiente para tirar al chaval a las vías. Estamos ante una muerte súbita e instantánea, de carácter accidental».
En esta misma línea, el otro forense de parte, que apuntó que la ingesta de alcohol de la víctima fue una «concausa de la muerte», llegó a señalar que «si alguien da una patada a un cuerpo de 75 kilos se rompe el pie», si bien «no puedo asegurar que la caída sea accidental, porque no se puede determinar».
En la tercera sesión del juicio también compareció una agente de la Guardia Civil que se encargó de analizar el contenido del teléfono móvil de uno de los acusados, Rubén G. A. Lo más reseñable, más allá de las llamadas de apenas unos segundos que se intercambiaron los implicados tras los hechos, es un mensaje que Rubén mandó a una persona veinte minutos después de dejar tendido en las vías a Cubillas a cerca del «fiestón» de la noche anterior: «Me lo he pasado de puta madre, jajaja».
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