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La investigación judicial por el crimen de Boo de Piélagos –en el que falleció Carlos Cubillas, un joven de 21 años de Polanco, tras ser agredido por otros dos jóvenes que están en prisión provisional– está prácticamente finiquitada, salvo que las partes pidan más pesquisas.
La última diligencia que se practicó hace unas semanas no arrojó nada nuevo a la investigación. Hablamos de las dos testificales que solicitó una de las defensas con la intención de desacreditar el testimonio de una de los dos testigos claves del caso.
En concreto, la representante legal de Ángel R. C. interesó la práctica de dos testificales con las que pretendía acreditar que existe una «enemistad» de una de las dos testigos –que mantiene que los acusados arrojaron a la vía intencionadamente a la víctima– con su cliente.
La intención de esta parte era desacreditar el relato que ofreció esta testigo durante su declaración ante el juez. Una comparecencia en la que reconoció que conocía a Ángel R. C. de haber jugado con su hermano al fútbol en el Racing y que ella y los padres de ambos tuvieron una relación de amistad, pero ahora ya no.
Según han informado a este periódico fuentes cercanas al caso, durante el interrogatorio, los dos testigos corroboraron que la testigo clave y Ángel R. C. tenían una «relación próxima» y que después «empezaron a llevarse mal», sin poder concretar el motivo exacto de ese deterioro de la relación.
Preguntados si actualmente existía una enemistad tanto entre las familias como entre esta chica y el encarcelado provisionalmente, respondieron que «no había trato entre las familias de ambos desde hace años». Además, afirmaron que no existe «ningún litigio» ni nada similar entre dichas familias. Simplemente se limitaron a señalar que antes tenían relación y ahora no.
Una vez practicadas estas testificales el juez concederá un plazo de cinco días para que las partes propongan la práctica de alguna diligencia más y en caso contrario solicitará que califiquen los hechos, es decir, que la representante de la Fiscalía y el abogado de la familia de Cubillas presenten sus escritos de acusación y que las defensas presenten los suyos.
El pasado mes de junio, en una comparecencia convocada por el titular del Juzgado de Instrucción Nº4 de Santander para que las partes personadas concretasen qué delitos imputan a los procesados, la Fiscalía retiró el delito de omisión del deber de socorro a los dos investigados por la muerte de Carlos Cubillas y les imputa a ambos un delito de homicidio –aunque no lo concretó todo indica que es doloso–, al entender que actuaron de forma concertada en la paliza, según testigos presenciales.
Según recogió el juez en un auto, Carlos Cubillas murió por «el impacto que se le produjo al ser arrojado a la vía por los dos investigados». «La consecuencia de la caída a la vía es la muerte y el comportamiento posterior de los investigados, abandonando a su suerte a la víctima en la vía, no permite afirmar en términos indiciarios que dicha muerte pueda ser accidental, sino violenta y de etiología homicida».
El instructor explicaba en esa resolución que la atribución del delito de homicidio se realiza a los dos investigados «con independencia de quien de los dos materialmente propinara la patada o ejecutara el acto que causó la muerte a la víctima (arrojarle a la vía)».
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