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La devoción por la 'Quemada', la patrona de Piélagos, ha vuelto a protagonizar el día grande de las fiestas de la Virgen de Valencia, con la afluencia de miles de personas en el santuario de Vioño para degustar la tradicional paella y compartir, entre vecinos y visitantes, una jornada campestre marcada por el buen tiempo.
Largas colas para las raciones de paella, chupinazo bicolor (verde y blanco), reparto de pañuelos y la presencia de autoridades, como la presidenta del Gobierno de Cantabria, María José Sáenz de Buruaga, una de las habituales en la campa cada 8 de septiembre, han sido algunas de las imágenes que un año más se han repetido. Lo que sí que ha cambiado ha sido la subida al santuario, que no ha podido realizarse con la normalidad de otros años, ya que, por motivos de seguridad y debido a las intensas lluvias de días atrás, las parcelas de terreno que habitualmente se destinan a aparcamiento de vehículos han permanecido cerradas. El barrizal ha obligado al Ayuntamiento de Piélagos a tomar la determinación de cerrarlas al paso de vehículos para evitar riesgos, habida cuenta, además, de la fuerte pendiente que presentan algunos de estos prados. Se ha permitido el acceso en vehículos hasta las 11.00 horas, pero para dejar mesas y sillas y se ha recomendado la utilización de los aparcamientos alternativos de Renedo y Vioño y la subida en el tren turístico y microbús.
Salvo por eso, el día grande de la Virgen de Valencia se ha desarrollado con la normalidad y popularidad de otros años. La imagen, ya embellecida del manto floral que el día anterior había recibido de vecinos y visitantes, ha reunido a millares de personas en la campa en torno a una programación que ha incluido la tradicional subida a pie y en caballos engalanados, misa mayor, oficiada por el obispo de Santander, Arturo Ros, y cantada por el Coro Valle de Piélagos Salcedo, procesión y posterior pregón con chupinazo a cargo de Antonio Arce, quien fue alcalde de Piélagos entre 1984 y 1989.
El viva la Virgen de Valencia ha vuelto a sonar con fuerza en la campa. Desde el balcón del edificio anexo, tanto Antonio Arce como el actual regidor, Carlos Caramés, han animado a los asistentes a honrar con vítores a la 'Quemada' y a disfrutar a lo grande de la jornada, antes de que los cañones de confeti llenaran cada rincón de millares de trazas de color blanco y verde. Junto a la alcaldesa pedánea, Inmaculada Araunabeña, Caramés ha reconocido el trabajo de las generaciones anteriores y también ha puesto énfasis en el futuro, haciendo un guiño al reconocimiento de Costa Quebrada en la red mundial de Geoparques de la Unesco.
Mientras, en la campa de arriba, bajo la carpa, la paella para 3.000 comensales ya estaba prácticamente preparada y cientos de vecinos y visitantes ya guardaban cola para recibir su ración. El calor ha apretado tanto que las gorras, abanicos e incluso paraguas se han hecho necesarios durante la espera. De hecho, una mujer ha tenido que ser atendida por la ambulancia debido a un golpe de calor.
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