Quijano, un paseo de cuento navideño

Empezar el recorrido por las calles es adentrarse en un cuento navideño. Un paseo lleno de luces que parece sacado de una postal capaz de llenar de magia las tardes de quienes visitan Quijano estos días. La localidad de Piélagos está iluminada por miles de puntos led, y otros tantos adornos, repartidos entre una quincena de casas que recuerdan a pequeños y mayores la «magia» que envuelve esta época del año. Y ver esa«ilusión» reflejada en las caras de las decenas de personas que acuden a diario es suficiente para los vecinos que este año se han puesto de acuerdo para combinar los adornos de las fachadas. Allí ya había casas que se vestían de gala en Navidad, pero esta idea es novedosa y la puso sobre la mesa Esther Díez. Ella quería vivir las fiestas con sus vecinos, unificar las decoraciones y «conectar» con las personas con las que comparte barrio. «Al final en el día a día casi no te ves», cuenta.

¿La temática? Ser un pueblo de Navidad. Cada casa es un establecimiento tradicional. Por ejemplo, la de Esther es una fábrica de juguetes. También hay otros como una librería vieja, una pastelería o incluso una escuela de música. Hay señales para no perderse y, además, las fachadas dan pistas del negocio y espacio elegido que está decorado con motivos navideños. Y la propuesta ha sido un éxito: «La gente la acogió de maravilla» tanto dentro como fuera de la localidad porque Quijano se ha convertido ya en una visita obligada para muchos cántabros. El goteo de gente es constante, siempre hay alguien frente a las viviendas. Da igual si llueve o hace frío y, cuando llega el fin de semana, por alguna zona no se puede ni caminar. Una respuesta que ha superado las expectativas y que anima a los vecinos a pensar en cuál será la próxima idea.

Por ahora la iniciativa está ya en boca de todos y nadie quiere perdérsela: «Nos lo han pasado por un grupo y hemos venido a verlo», cuenta Tamara Caso, vecina de El Astillero. Ella se acercó hasta allí con su hijo de cuatro años que miraba la decoración sin saber qué decir. «No me lo esperaba, me parece una pasada», añade su madre.

Entre los vecinos hay una veterana de la decoración, Ana Michelena, que presume de un jardín con 22.000 puntos led que iluminan las noches. Ella «siempre» ha adornado su casa y, en parte, sembró el espíritu navideño entre el resto de residentes. Es más. Hace incluso un acto de encendido del alumbrado. Entre el exterior y el interior cuenta con cientos de adornos, algunos hechos a mano y otros «los voy acumulando», cuenta. Para ella son fechas de «ilusión y alegría» y ver cómo la idea ha calado en la localidad es un regalo.

A partir de ahí, los más animados vieron la oportunidad de compartir la Navidad y regalar pedacitos de magia. «Es la época que más me gusta», reconoce María José Fuertes, que ha decorado su casa como si fuera una «librería vieja». Para ella, el rincón que ha preparado muestra «lo que siento» que son estas fiestas: «Hogareñas, de estar junto a la chimenea, con una hamaca en la que sentarte a leer...», relata. Y cada detalle que puede verse junto a la puerta de su vivienda está «hecho a mano». Este año ha participado con tanta ilusión en la iniciativa que ya está pensando en la próxima cita. Pero de momento todavía quedan semanas para disfrutar de las fiestas.

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